El vigor del cristianismo en tiempos de persecución

El pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará. (Daniel 11:31)

Vivimos en un día cuando nuestro cristianismo está sostenido y promovido por medio de un sin fin de facilidades. Nos reunimos en nuestras iglesias para escuchar al pastor predicar y enseñar la Palabra de Dios. El edificio está equipado con bancos, ventiladores de techos o aire acondicionado, himnarios, tal vez aun un amplificador. Tenemos perfecta libertad de reunirnos. Tenemos acceso a un sin fin de libros cristianos, cassettes y videos. Los que tienen computadoras pueden bajar artículos, aun libros para leer. Algunos escuchan programas cristianos por la radio y televisión.

Me pregunto, ¿qué pasaría con nuestro cristianismo si quedáramos privados de estas facilidades? ¿Sería posible seguir viviendo la vida cristiana sin estas facilidades? Sería una prueba del vigor de nuestra vida cristiana. ¿Es que nuestra vida cristiana consiste de actividades que giran alrededor de nuestras facilidades?

Hemos aprendido a depender de las comodidades que la afluencia hace posible. No digo que está mal, pero debemos asegurarnos que tenemos una relación con Dios que permanecerá sin las comodidades. Nuestros antepasados no tenían las comodidades que son nuestras. Sin embargo, ellos transmitieron a nosotros un cristianismo genuino. En algunas partes del mundo los creyentes están privados de todas las facilidades que parecen ser tan necesarios para nosotros. Muchos aun están privados de pastores. Sus pastores están encarcelados y martirizados. No hay libertad de culto. No les quedan más que pequeñas iglesias caseras. Aun estas son ilegales y los que se reúnen están en peligro de ser encarcelados también. Pensaríamos que esto pondría fin al cristianismo, pero la historia testifica al hecho de que la persecución sirve para vitalizar el cristianismo. Muchas veces el número de creyentes aumenta rápido bajo la persecución.

Por muchos años el cristianismo en China ha sufrido persecución bajo el comunismo. En 1950 habían aproximadamente un millón de creyentes en China. Cuarenta años más tarde el número de los creyentes era entre 30 y 70 millones. (Citado del Libro “Bold As A Lamb” por Ken Anderson- tapa trasera) Este crecimiento sucedió a pesar de la gran persecución. Pequeñas casa-iglesias aparecieron por todos lados. Muchos pastores fueron encarcelados. Muchos fueron martirizados. Fieles creyentes no se rindieron. Testificaron a sus vecinos sabiendo que estaban en peligro de ser detenidos y encarcelados por ser traidores al gobierno.

La persecución pondrá fin al cristianismo institucional. Por eso, quiero decir la organización que hace falta las facilidades de las cuales disfrutamos. Más probablemente no habría más programas cristianos en la radio y la televisión. No habría más publicación de revistas y libros. No habría más seminarios para entrenar pastores. Sería el fin de la obra misionera como la conocemos hoy en día.

¿Es la estructura moderna la única capaz de promover el cristianismo en el mundo? Tenemos que decir que no. No es decir que está mal o que debemos reemplazarla por otra. A su vez, nos conviene darnos cuenta de que la destrucción de la estructura moderna no tendría que impedirnos de seguir funcionando como seguidores fieles de Jesús.

Nos conviene tomar en cuenta la multiplicación rápida de iglesias en el primer siglo de la historia del cristianismo. Ellos no tenían la estructura y organización que tenemos en el día de hoy. Habían algunos líderes como el Apóstol Pablo que organizaron iglesias, pero la multiplicación del número de creyentes fue dada al hecho de que los creyentes testificaron a otros.

Nosotros queremos creer que para siempre disfrutaremos de la estructura presente y de las facilidades. Los que están al tanto con lo que está sucediendo en el mundo ven la escritura en la pared que dice “fuiste hallado falto, tu reino ha sido roto”. (Daniel 5:27-28) Las naciones, supuestamente “cristianas”, están cada vez debilitadas por causa de la indiferencia y la inmoralidad. Las naciones islámicas están cada vez más potentes. Su forma de evangelizar es a través de la espada. A los cristianos dan la opción de convertirse o morir. ¿Qué les impiden de desarrollar armas de destrucción masivas por los cuales sería posible despoblar una nación por una enfermedad mortífera?

Debemos usar, a lo máximo, la libertad que tenemos. Debemos estar prontos en reconocer a los que tienen un corazón abierto a escuchar el evangelio y recibir a Cristo como su Salvador. Sí, siga disfrutando de las facilidades que hay a su alcance, pero no deje que sean tan importantes que pensaría que sería imposible seguir a Dios sin ellas. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 2:13) Aun sin las facilidades, puedo hacer todo porque es Cristo, no las facilidades, que me fortalece.

 

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