La alimentación de la multitud (bosquejo)

Juan 6:1-14

Intro.

Preguntas:

  1. ¿Por qué seguían a Jesús esa gran multitud? v. 2
  2. ¿Qué fiesta de los judíos estaba cerca? v. 3
  3. ¿Por qué preguntó Jesús a Felipe, ¿de dónde compraremos pan para qué coman estos? vs. 5-6
  4. ¿Quién, entre la multitud, tenía 5 panes de cebada y dos pececillos? v. 9
  5. ¿Quién encontró a este muchacho? v. 8
  6. ¿Cuántos varones habían en la multitud? v. 10
  7. ¿Qué hizo Jesús antes de repartir los panes entre sus discípulos? v. 11
  8. ¿Cómo comió la multitud, sentados o parados? v. 11
  9. ¿Cuántas cestas recogieron de lo que sobró?

Lo qué podemos aprender de Jesús:

I. Qué El tiene compasión de la multitud.

A. Aún qué él sabía qué muchos le seguían por interés.

1) Por supuesto, esa multitud no recibió todo el amor y compasión qué él tenía para con sus discípulos.
2) Más probable no eran todos qué le seguían por interés. Creían en él por causa de las señales que primeramente despertaron su interés en él.

B. Casi siempre, los milagros de Jesús saciaron una necesidad básica de la gente.

II. Que su poder es superior al de la naturaleza.

A. Él pudo hacer en un momento lo qué precisa un año o más para la naturaleza y el hombre.
B. Sus milagros muchas veces sobrepasan lo que hubiera sido suficiente.

1) Cuando él hizo vino de agua, ese vino era mejor que lo que ellos habían comprado.
2) Cuando él multiplicó los panes, sobraron doce cestas; mucho más qué tenían al principio.

C. No hay ninguna manera de explicar cómo esto hubiera sido posible por la naturaleza.

1) Entonces, es algo sobrenatural.
2) No es para nosotros buscar una explicación.

a) Es para nosotros aceptarlo como un milagro.
b) La única explicación es qué Jesús es Dios y, por eso, tiene poder sin límite.

III. Sus milagros produjeron fe en la gente.

A. Los hombres que estuvieron presentes dijeron, «Este verdaderamente es el profeta qué había de venir al mundo». v. 14

1) Era, para ellos, prueba suficiente qué él era el profeta prometido.
2) Otro nombre para este profeta qué ellos esperaban era el Mesías.

B. Sus discípulos aprendieron a poner más fe en él por resultado de este milagro.

1) Al principio pensaron como todos naturalmente pensarían.

a) A ver, ¿cuántos kilómetros es hasta el mercado más cercano?
b) ¿Cuánto dinero tenemos?
c) ¿Cuánto se necesitaría para comprar pan para esa multitud?
d) Ellos dijeron a Jesús, «Mejor despedirles para que ellos mismos vayan a comprar pan».

2) Ellos pensaban en su poder en vez del poder de su Señor.

a) Debieron haber dicho, «nosotros no podemos hacerlo pero tu puedes.
b) Muchas veces nosotros también hacemos el mismo error.
c) Yo soy débil, pero mi Dios es poderoso.
d) Dios da su poder a los que la usan humildemente para glorificarle.
*Los predicadores y evangelistas que andan por todos lados haciendo campañas en las cuales hacen muchos milagros y cosas sensacionales no reciben su poder de Dios. Es para glorificar el predicador más que a Dios.
e) Muchos hay qué tienen miedo de repartir folletos o hablar con otros sobre las cosas de Dios o orar en público. No se dan cuenta de que Dios les dará el poder para hacerlo.

IV. Que lo poco que tenemos puede ser mucho en las manos de Dios.

A. Este muchacho tenía únicamente cinco panes y dos pececillos.

1) Apenas bastante para su almuerzo.
2) El estaba dispuesto a compartirlo con los discípulos.

B. Dios puede multiplicar lo que nosotros tenemos.

1) Sus talentos.
* Supongamos que hay una chica que tiene una voz hermosa pero no está desarrollada. Ella no sabe casi nada de la música. Ella acepta a Cristo, se bautiza, y se une a la iglesia. Los hermanos en la iglesia notan la calidad de su voz y la animan a cantar. Los que saben algo de la música la enseñan. Ella tiene oportunidad de usar su voz y desarrollarla. Ahora, lo que era una cosa pequeña es algo práctico y útil y una bendición a Dios y a los demás.
2) Dios no va a multiplicar nada para nosotros si no estamos dispuestos a entregarlo a él.

Concl.

¿Qué tiene usted? Casi nada, puede ser. Cinco panes y dos pececillos también eran casi nada para dar de comer a esa multitud pero en las manos de Jesús, era mucho. Debemos entregar nuestra vida a Dios para qué él pueda desarrollar lo que hay en nosotros y usarnos para su gloria.

Muchas veces yo he tenido la disolución de ver a alguien aceptar a Cristo como su Salvador y empezar la vida cristiana con mucho gozo y entusiasmo. He visto en ellos talentos que necesitamos en la obra del Señor. He visto los talentos desarrollarse casi hasta el punto de ser usados en la obra del Señor cuando de repente aquella persona deja el camino del Señor y se va devuelta al camino del mundo. Ahora su talento está marchitada e inútil.

Entréguese a Dios y sígale para qué él pueda multiplicar lo que usted tiene.

 

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