¿Por qué los hombres entran en el ministerio?

El decir que hay hombres en el ministerio que no debieran estar en el ministerio, pudiera sonar como un insulto para algunos. Pero la verdad del caso es que hay hombres sirviendo en el ministerio de Cristo que no debieran estar en dicho ministerio, No debieran estar en el ministerio porque ellos no pertenecen en el ministerio. Están en el ministerio no porque ellos tengan un llamado definido y personal de parte de Dios sino por otras razones. Algunas de las razones que estos hombres dan para estar en el ministerio pueden sonar buenas y razonables, pero uno no debe de estar en el ministerio porque tenga una buena razón, sino porque tenga un llamado especial del Dios Todopoderoso.

Miremos algunas razones que algunos hombres dan para estar en el ministerio.

La Razón Social

Algunos hombres entran al ministerio porque ellos sienten que deben de hacer algo para ayudar a mejorar la sociedad en que se encuentran y la condición social que está destruyendo a la humanidad.

Cuando estaba en mi cuarto año en la Universidad Bob Jones preparándome para el ministerio, al comienzo del segundo semestre, llegó a mi cuarto un joven que acababa de matricularse y que venía para prepararse para el ministerio. Le pregunté a este joven por qué quería ser ministro. Él me dijo lo siguiente: «Mientras estaba sirviendo en la Marina de los Estados Unidos, tuve el privilegio de visitar muchos países del mundo y ver la gran necesidad existente en el mundo y la mucha injusticia que se está cometiendo. Eso me hizo pensar y decidí que debiera hacer algo. Y meditando sobre el asunto, llegué a la conclusión que la mejor manera de ayudar al mundo sería entrando al ministerio y así contribuiría a mejorar la condición moral, social y espiritual de los hombres».

Aunque este joven era sincero y tenía buenas intenciones, él no pertenecía en el ministerio. Está demás decir que no duró un semestre en la Universidad Bob Jones.

La Razón de Prestigio

Algunos hombres seleccionan el ministerio por el prestigio que hay envuelto en el ministerio.

Hay que reconocer que hay cierto prestigio dado para los que están en el ministerio: el título de «Reverendo» o de «Pastor», la confianza que la gente pone en los ministros, los muchos privilegios que se les extienden a los miembros del «clero» (descuentos, invitaciones a actos sociales, culturales, cívicos, etc.), el poder efectuar ceremonias matrimoniales, bautismos, funerales, etc. Estos privilegios no son razones correctas para llegar a ser un ministro. Pero muchos hombres seleccionan el ministerio por los privilegios envueltos en el ministerio.

Y también hay hombres que usan el ministerio como una escalera para lograr metas en su vida. Algunos usan el ministerio para lograr una mejor educación o para alcanzar un puesto político. Con el título de «Reverendo» ya tienen ventaja de la cual ellos se aprovechan para lograr sus ambiciones personales.

La Razón de Familia

Algunos hombres están en el ministerio por razón de la familia. Hay hombres cuyo abuelito fue pastor y cuyo padre fue pastor y por lo tanto ellos quieren seguir la tradición familiar, así que entran en el ministerio para también llegar a ser pastor.

El ser un ministro de «tercera generación» es algo admirable. La abuela oró que su nieto fuese pastor. Y la mamá espera que él sea pastor tal como lo fue su abuelo y como lo fue su padre. Así que este hijo que desea hacer a su madre feliz y que no desea decepcionar a su abuelita entra en el ministerio.

Los que entran en el ministerio deben de entrar al ministerio no por que abuelita lo quería o mamá lo deseaba, sino porque Dios los ha llamado y se los ha ordenado.

La razón de la Culpabilidad

Un gran número de hombres han seleccionado el ministerio para servir a Dios y a los hombres porque en años pasados vivieron una vida de pecado e inmoralidad y entran al ministerio creyendo que sirviendo a Dios y a la humanidad han de encontrar alivio para sus almas y aún limpieza de pecado. Ellos piensan que por medio de su ministerio pueden borrar o quitar la mancha de su pasado y encontrar descanso para sus atribuladas almas.

Muchos miembros del clero Católico Romano (tanto hombres como mujeres) se han encerrado en monasterios o conventos entregados «al servicio de Dios y la Iglesia» en busca de paz y limpieza de pecados.

La Biblia no dice que si servimos a Dios que El perdonará nuestros pecados. La Biblia sí dice: «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad» (I Juan 1:9).

Pero hay muchos que no sabiendo lo que dice la Biblia, buscan el perdón de sus pecados a través del servicio a Dios y a los hombres.

La Razón de la Trinchera

Esta razón está dividida en dos grupos:

A. Los que cayeron dentro de la trinchera,
B. Los que evitaron la trinchera.

Los que cayeron dentro de la trinchera–Hoy en día hay muchos hombres en el ministerio que cuando estaban sirviendo en las Fuerzas Aneadas, y se encontraron en el campo de batalla dentro de una trinchera, con las balas del enemigo silbándoles en los oídos y las granadas de morteros estallando a su lado, teniendo a su lado a sus compañeros heridos o moribundos, gritaron a Dios y le dijeron: «Oh Dios, si Tú me sacas vivo de aquí, seré tu siervo y entraré al ministerio». Las balas dejaron de oírse, los morteros se silenciaron, se acabó la guerra, y en cumplimiento de su promesa a Dios entraron en el ministerio aunque no tenían ningún llamado personal de Dios.

Los que evitaron la trinchera–Se dice que durante los tiempos de guerra (Primera, Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea, y la Guerra de Vietnam), cuando era una cosa obligatoria servir en las Fuerzas Armadas en los Estados Unidos de América, aparecían más candidatos al ministerio que cuando no había guerra. Todo se debía a que había una ley que eximía del servicio militar obligatorio a todo joven que se estaba preparando para el ministerio. Y muchos jóvenes seleccionaron el ministerio como carrera para no tener que ser reclutado en el servicio militar obligatorio. Muchos de esos hombres que evitaron ser una baja en el campo de batalla, fracasaron en el ministerio e hirieron espiritualmente a un gran número de personas, muchos de los cuales nunca se han recuperado.

La Razón de la Avaricia

La avaricia también ha puesto a muchos hombres en el ministerio. Muchos han creído que una de las maneras más fáciles de «hacer dinero» es el ministerio. Y muchos han usado el ministerio para llenar sus arcas y hacerse ricos. Algunos lo han hecho engañando a la gente por medio de trucos, siempre apoyándose en que «Dios me habló» o «tuve revelación de Dios» o «Si quieres prosperar, sígueme a mí,» etc., etc.

Otros han usado el ministerio como un mercado vendiendo «pañuelos ungidos» y hasta «pedazos de la cruz donde Cristo fue crucificado». Y aún otros se han hecho ricos mercadeando sus libros, sus mensajes grabados, videos, etc.

La Única Razón Verdadera Para Entrar y Estar En El Ministerio

Solamente hay una razón verdadera para entrar y estar en el ministerio. Y esa razón es tener un llamado personal y genuino de parte de Dios.

Pablo dio testimonio de su llamado personal cuando dijo: «Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles…» (Gálatas 1:15, 16). «Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio» (I Timoteo 1:12).

Y Pablo declaró que Arquipo recibió el ministerio del Señor: «Decid a Arquipo: Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor» (Colosenses 4:17).

A la edad de diecisiete años, mientras asistía a un retiro de jóvenes, Dios habló a mi corazón y me dijo, «Te necesito para que prediques el evangelio». Después de una gran lucha interna, me rendí al Señor y le dije: «Bueno, Señor, si eso es lo que Tú quieres, estoy dispuesto a predicar y hacer lo que Tú me ordenes». Muchas veces me han dado deseos de renunciar, de dejar de predicar. Pero siempre me acuerdo de aquel día cuando el Señor me llamó. No puedo abandonar mi llamado. A través de todos estos años (cuarenta años predicando) he predicado y servido al Señor con su ayuda. Con su ayuda, continuaré haciéndolo hasta que él me lleve o venga por mí. Yo sé que Dios es el que me llamó.

Si tú vas a entrar en el ministerio o si estás en el ministerio por cualquier otra razón que no sea un llamado personal del Dios Todopoderoso, entonces estás o vas a entrar al ministerio por una razón equivocada. Asegúrate en tu corazón que Dios te ha llamado y que la decisión de entrar o estar en el ministerio no es un mero capricho que pueda arruinar tu futuro y el futuro de otros.

El Escudo de la Fe
Marzo / Abril 1996

 

Un comentario sobre “¿Por qué los hombres entran en el ministerio?”

  1. Te Felicito por tu experiencia en el ministerio yo creo lo mismo que tu que un verdadero ministro de Dios no tiene otra razon para estar en el ministerio sino una verdadera convicsion de un llamado de Dios. En cierta ocacion yo no queria continuar en el ministerio y en una noche Dios me hablo y me dijo, Levantate que yo estoy contigo sigue predicando mi palabra porque si mi pueblo se pierde yo te demandare a ti me siento comprometido con Dios y no puedo dejar el ministerio.
    Dios te Bendiga

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