Y … ¿qué de la homosexualidad y el lesbianismo?

En esta oportunidad de escribir, quiero abordar uno de esos temas que son escabrosos, poco tratados y hasta evitados en algún momento. Es uno de esos temas que se procura evitar y a veces se nos hace alguna seña cuando estamos en la mesa de un comedor compartiendo con otras personas y de pronto surge el tema por algún motivo; y es entonces que se procura evitar el tema porque alguno de los que comparte la mesa tiene algún familiar o amigo que “padece de ese mal”. La verdad es que, increíblemente el índice de homosexualismo ha crecido y se está desarrollando en todos los ambientes. Muchos interrogantes surgen en la mente de creyentes bien intencionados aunque mal informados sobre este asunto. Hay, desde los que se dejan llevar por el mero sentimiento humano, alegando que son seres humanos que necesitan nuestra comprensión y por lo tanto no deben ser desechados de la sociedad cristiana. Hay, los que le sacan la vuelta y procuran que ni su sombra caiga sobre ellos por temor a “contaminarse”.

¡Cómo recuerdo mi primera entrevista con un joven de 21 años que abiertamente me confesó que era homosexual! Me llamó por teléfono; me dijo que estaba “desesperado”. Me dijo que era urgente hablar con un pastor o alguien que pudiera ayudarle. Me pidió que nos viéramos en algún restaurante o cafetería para platicar, a lo que de inmediato y sin pensarlo dos veces me negué. Lo invité a venir a la oficina del Templo y con las puertas de par en par lo recibí. La verdad no sabía qué hacer. Cuando extendió su mano para saludarme, yo no sabía si hacer lo mismo o no. Al fin le saludé y discretamente me llevé la mano a la bolsa del pantalón para limpiármela, (no sabía de qué) pero así lo hice. Decidí que habláramos en el centro mismo del Templo en lugar de entrar a la oficina. De pronto, tuve una gran compasión por aquél muchacho. Era casi un niño, comparándolo con mi edad aún en aquél tiempo; me recordó las palabras de los evangelios cuando vino aquél joven rico a Jesús, y se nos dice que “Jesús le amó”. Me recordó mucho el rostro de uno de mis hijos; y no porque se le pareciera en algo en lo físico, sino por un rostro que a pesar de las marcas de aquél pecado y vida que desde los 9 años había llevado, reflejaba aún una juventud preciosa que bien pudo ser del Señor. Le pregunté por qué no había acudido a algún sacerdote católico para buscar ayuda, puesto que me había dicho que practicaba la religión popular. Lo que me respondió me dejó sin qué decir: “había sido amante de uno de los párrocos más reconocidos en la ciudad”. Estaba allí conmigo por eso mismo. Traía una gran carga de pecado, de maldad y de conciencia que no sabía ya quién tenía mayor culpa de su situación. Creo que, nunca había necesitado tanta gracia, sabiduría, prudencia y toda la misericordia divina para tratar con algo así. Hable directo, serio, firme y lo más claro que pude con Biblia en mano para demostrarle que su conducta era reprobada por Dios, que aquello era un pecado, pero que igual; Cristo había dado su preciosa sangre inocente para perdonarle y salvarle. Le leí las palabras que el apóstol Pablo habló a los corintios cuando les dijo: “y esto erais algunos, mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1ª. Cor. 6:9-11) Así que con esto fue convencido por el Espíritu Santo de su pecado y de su necesidad de perdón y salvación. Gracias al Señor, lo miré de rodillas confesando su pecado y entregando su vida a Cristo. Poco tiempo después me llamó por teléfono desde otra ciudad, ya que le recomendé que cambiara su residencia, me dijo que estaba feliz asistiendo a una iglesia.

Pero aquél caso me hizo reflexionar seriamente sobre mi falta de conocimiento sobre una cuestión que se ha tornado bastante común en nuestros días, y que según veo, al paso que vamos irá aumentando de tono. Homosexuales y lesbianas reclaman sus derechos; los gobiernos han cedido a sus demandas al punto de legalizar el “matrimonio” entre ellos. La adopción de un niño o niña ya es también legal en algunos lugares. La situación ya no es de países europeos o de Norte América. La moral ha sido rebasada por la inmoralidad, y los cristianos nos quedamos pasivos sin levantar la voz sobre esta epidemia del siglo XXI, peor que el mismo sida que éstos han dejado como herencia a la sociedad. Y lo que es peor, lo vemos como “un chiste”, como “algo gracioso” en lugar de “reprender las obras infructuosas de las tinieblas”, creo que en muchos de los casos es porque ignoramos como enfrentar una situación como ésta. Debo reconocer que del caso que he comentado, yo no estaba preparado, (y reconozco que me falta mucho), para enfrentar algo tan real y tan crudo como aquello. Es por eso que en esta ocasión, después de haber leído e investigado algunas obras sobre este particular, quiero compartir algo sobre este asunto. Y de paso, quiero invitar a que si hay alguien que tiene un conocimiento más amplio en la materia y quisiera compartir con nosotros sobre este particular, lo haga.

La primera vez que la Biblia hace referencia a prácticas homosexuales es la ocasión aquella cuando los ángeles que fueron enviados a Sodoma y Gomorra para sacar al “hno. Lot y su familia” porque destruirían la ciudad, los perversos “hombres” de Sodoma y Gomorra, molestaron a los ángeles, pidiendo a Lot que los sacara de su casa porque querían tener relaciones sexuales con ellos. Aquel pecado es lo que se llegó a conocer como pecado de sodomía, y esto fue ya más de 4 mil años atrás. De modo que estas prácticas son tan antiguas como el hombre mismo. De acuerdo a los historiadores, el incesto y las prácticas homosexuales fue algo generalizado entre los faraones egipcios. Esto lo podemos corroborar en algunas prácticas perversas en la nación hebrea recién salieron de Egipto. No hacía mucho que Dios los había sacado de la esclavitud de aquél país. Moisés está bajando del monte Sinaí en compañía de Josué, (el relato bíblico lo puede usted leer todo en Éxodo capítulos, 31:18 hasta 32:1-25). Usted recordará el momento: Moisés había pasado 40 días y 40 noches en la cumbre del monte. Dios había escrito con fuego en tablas de piedra su Santa Ley, (los 10 mandamientos). El pueblo se había quedado al pie del monte esperando a su líder. Pero muy pronto se cansaron, así que instaron a Aarón, hermano de Moisés para que les hiciera “dioses” y los erigiera entre ellos como sus “dioses que los habían sacado de Egipto” Aquél acto de idolatría ya en sí era una violación al primer mandamiento que Dios había escrito en su Ley; pero una vez desenfrenados en sus pasiones el relato bíblico dice que el pueblo “se sentó a comer y a beber y se levantaron a regocijarse” Cualquiera que lee este relato sin “acomodar lo espiritual a lo espiritual,” lógicamente no encontrará nada anormal. Pero en Exo. 32:7, Dios le dice a Moisés que descienda porque “tu pueblo” le dice, “se ha corrompido”. De modo que aquél pueblo que había estado a la expectativa al pie del Sinaí, con temor y temblor a causa de los truenos y relámpagos en la cumbre mientras Dios hablaba con Moisés, pronto se les olvidó. Y habiendo aprendido de las maldades de Egipto, ya que tanto sus habitantes como sus oficiales, incluyendo sus famosos Faraones, “no cantaban tan mal las rancheras” en la cuestión del homosexualismo. Así que sin lugar a dudas, aquel funesto día para Israel, tanto hombres como mujeres se encendieron en sus pasiones y lascivias depravadas cometiendo actos indecorosos de homosexualismo. Por eso Dios le dijo a Moisés: “tu pueblo se ha corrompido”, y es obvio que nadie se corrompe con el simple comer o beber, o regocijarse, pero la frase: “se levantó a el pueblo a regocijarse” que en otras versiones se traduce: “se levantó a jugar” significa literalmente: “se levantaron a tener orgías entre ellos” Aquellas prácticas debilitaron tanto a la nación hebrea durante toda su historia ya que vemos a los profetas hebreos como Isaías denunciando, censurando y reprendiendo los pecados de sodomía entre ellos. (Isa. 3:8,9) Isaías termina su acusación profética con un lamento sobre ellos: “Ay del alma de ellos, porque amontonaron mal para sí” y para quienes les cautiva la historia hebrea recordarán que además de los pecados de idolatría que alejaron a Israel, de Dios; (el reino del norte); la idolatría siempre estuvo ligada a las prácticas inmorales sexuales y homosexuales. Isaías dice en los versículos que cito arriba que, “la apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, y mire esto: “no lo disimulan” o sea que abiertamente los afeminados y homosexuales andaban por las calles luciendo su pecado. Sin duda los “travestis” de aquellos tiempos fueron muy semejantes a los que conocemos hoy. En el versículo 12 hay algo que me llama la atención y, que es para estudiar a fondo. Dice: “Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él” ¡Que tremenda declaración! O sea que los jóvenes y adolescentes de aquellos años en nada difieren de los de hoy. Ya me los imagino: Con sus trencitas, sus aretes y piercing por todos lados, haciendo que el corazón de los padres se les oprimiera y sin poder hacer nada. Ahora vean la palabra hebrea que se usa para “mujeres” aquí, significa según algunos comentaristas y léxicos; “hombres como mujeres” o “afeminados” y también: “hombres que actúan como mujeres” Dicho de otra forma; el gobierno de Israel que había sido un gobierno teocrático en su origen, ahora había sido invadido por homosexuales. Por esta causa Dios castigó severamente a esa nación.

De acuerdo a la historia hebrea, el reino del sur, donde sobresalía la tribu de Judá, se mantuvieron fieles a Jehová. Bajo el reinado de Ezequías se volvieron en arrepentimiento y por lo menos unos 150 años más se mantuvieron como nación. Pero poco les duró el gusto; volvieron a sus antiguos pecados y cayeron bajo el imperio babilónico en tiempos de Nabucodonosor, y ¿quiere usted saber cuál fue la causa? …Seguro ya la adivinó. Le invito a leer las palabras proféticas de reprensión de Ezequiel, cap. 16:46-52. El profeta de Dios les acusa de ser peores en sus pecados, maldades y abominaciones de Sodoma a la cual llama “su hermana”. Así que de seguro el pecado de homosexualidad debió haberse visto en todo su desenfreno también en las calles de Jerusalén, y de todas las ciudades de Judá.

Dejando un poco la cultura hebrea y las causas de su caída en ambos reinos, demos un vistazo a la cultura griega. Los historiadores están bien versados en la bisexualidad de esta cultura, especialmente en los últimos tres o cuatro siglos antes de Cristo. Sócrates por ejemplo, era un homosexual activo. De la misma manera eran la mayoría de los líderes y filósofos griegos. Otro ejemplo es Platón. En una buena parte de su Simposio está escrita una sección en la que exalta el “amor homosexual.” Y ¿qué piensa de Alejandro Magno” o “El Grande” como se le conoce? Este personaje ha sido considerado como el líder militar más grande de todos los tiempos; pues sí, también los historiadores nos cuentas de sus amantes tanto masculinos como femeninos. Según leemos, Grecia era un pequeño país, pero con ideas expansionistas, así que era ilegal no tener hijos, sin embargo; la homosexualidad fue aceptada de muy buena gana por sus ciudadanos, en especial los militares. Puesto que los guerreros griegos pasaban la mayor parte de su tiempo fuera del seno de su hogar y su familia; vivían con sus amantes homosexuales a su lado en los campos de batalla. Según ellos: “la homosexualidad les ayudaba a tener valor en el campo de batalla. Luchaban con ferocidad para proteger su imperio, …y a sus amantes.

Sabemos que los romanos conquistaron a los griegos. Pero aquellos tampoco cantaban mal las rancheras. Uno de sus historiadores de nombre Suetonio, en su libro: “Los Doce Césares,” escribe que, entre los primeros quince emperadores romanos, catorce eran homosexuales. Su libro registra la vida en detalle de esos césares. Revela el estilo de vida homosexual de aquellos años demostrando cómo se extendió por todo el imperio. Y aquí le voy con esto: El rey Nicomedes tenía nada más ni nada menos que a Julio César como su compañero de cama. Y se jactaba que era compañero y rival de la reina en la cama real. ¿Qué le parece? También se cuenta que Augusto César vendía sus servicios por 3 mil piezas de oro, y que se depilo el vello de sus piernas quemándolos con cáscara de nuez, (las damas no pregunten la fórmula de esto, porque esto sí que no lo sé) según se dice; lo hizo para ser más deseable y seducir a sus amantes. Si ha escuchado de Tiberio, éste fue un sádico que adoptaba muchachos de tierna edad y los usaba sexualmente de forma cruel. El diabólico Nerón, seducía a niños, y hasta se dice que uno llegó a gustarle tanto que hizo que lo castraran, luego le puso un velo nupcial y se casó con él en una ceremonia oficial. Luego de la muerte del sádico Nerón, el siguiente César adoptó al muchacho y continuó con esta misma relación. ¿Y qué se puede decir de los balnearios o baños públicos de Caracalla en Roma, no eran nada diferentes a los “jacuzzi” o baños públicos para homosexuales hoy día. La gente de aquellos tiempos como los de hoy; bien podían bañarse o tener un encuentro sexual, o ambas cosas.

La Cd. de Pompeya, era una ciudad bien conocida y famosa por la homosexualidad que ahí se practicaba. En esa populosa ciudad había los baños públicos “exclusivos para hombres,” era sin duda una ciudad como Nueva York, San Francisco, San Diego, el DF, Acapulco, Veracruz, Cd. Juárez, y otras donde los “baños y masajes” son populares. No es extraño para los conocedores de la historia que todo ese desenfreno de inmoralidad contribuyó a la decadencia y caída final del Imperio Romano. Una buena parte de ese deterioro del Imperio, consistió en la disminución de la población debido a la homosexualidad existente hasta en las más pequeñas ciudades. Como ya lo dije anteriormente; muchos guerreros salían de sus pueblos dejando sus hogares; hijos y esposas. Muchos de ellos morían en batallas, de modo que mujeres quedaban solas al cuidado de sus hijos. Y en nuestros tiempos, en nuestro país, muchos varones dejan sus familias; emigran al vecino país del norte en busca de mejores oportunidades, con la esperanza de volver por su familia. Muchos jamás regresan, unos porque mueren, otros porque encuentran otra pareja y otros más porque sería imposible vivir con todos en aquél país. Así que en muchas poblaciones pequeñas los hijos crecen bajo el matriarcado y en un gran porcentaje la homosexualidad prolifera por sus humildes calles de tierra. En las grandes ciudades, iluminadas con atractivas luces multicolores de neón, la prostitución de menores, tanto mujeres como hombres se pasean por suntuosas avenidas como “Reforma o Insurgentes” en el DF, o en las estaciones del metro; vendiéndose al mejor postor, o luciéndose en su pecado. La homosexualidad ha pasado como una herencia de maldad a través de muchas culturas y civilizaciones. Si bien encubierta por miedo o vergüenza, ya que la historia también nos cuenta de crueles castigos a los que fueron sometidos aquellos que fueron “pillados” como dicen en España; (con las manos en la masa: decimos en México). Sin embargo, en nuestros días es bien conocido ya que figuras del arte y la cultura, tales como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Cristopher Marlowe, y hasta Shakespeare; Federico el Grande, Goethe, y grandes músicos como Beethoven, Tchaikovsky; Oscar Wilde, Andre Gide, Walt Whitman, etc. etc. etc. la gran mayoría de ellos considerados como grandes genios y figuras. Y no se les quita el mérito como lo que fueron y en lo que contribuyeron al arte y la cultura, pero sus manchas del homosexualismo aún se ven reflejadas como las famosas pinturas de Miguel Ángel en la capilla Sixtina del Vaticano en Roma. Aunque los historiadores han sabido de la existencia de este pecado en grandes figuras del arte, muchos de ellos la pasaron por alto o simplemente han tratado el asunto de una manera tan casual que ni siquiera han llamado la atención a su existencia. Recuerdo que en una de las memorias que contaba el Sr. Raúl Velasco, (conocido conductor de TV en el canal de las estrellas), él contaba en una de sus entrevistas antes de morir, la manera en llegó a televisa San Ángel, Juan Gabriel, el divo de Juárez. Este le confesó de sus inclinaciones homosexuales, a lo que aquél le respondió: “Mira, aquí buscamos talentos; lo demás no me importa, ese es asunto tuyo” Y hago referencia a tal cuestión porque parece que hoy los cristianos estamos adoptando ideas semejantes hacia el pecado en todas sus formas. Lo que pretendo en un artículo como este es despertar nuestras conciencias paralizadas, aletargadas y a veces hasta indiferentes por el pecado que nos asedia, que al investigar y profundizar en temas semejantes a este, vuelva en nosotros ese “celo por Jehová, Dios de los ejércitos”, y ese “celo por la casa de Jehová que nos consuma” y tengamos el cuidado de que nuestras plataformas no sean mancilladas con fuego extraño de gente que sirve como “músicos, directores de orquestas, y hasta predicadores o maestros de jóvenes” No está por demás decir que; son muchos los hogares que sufren vergüenza por esta causa. Mujeres sufren profundamente porque han descubierto que su esposo tiene “un amante” ó lo encontró vistiéndose de mujer para salir a la calle a prostituirse. O cuando una madre, padre o ambos descubren las inclinaciones homosexuales de su único hijo varón, o de su amada hija. ¿Cuántas familias viven sus vidas de “novela”, con la diferencia que sus finales casi siempre terminan en tragedia y gran dolor y vergüenza. La homosexualidad ha salido a nuestras calles, ha inundado nuestras ciudades y pueblos, está tocando a las puertas de nuestros templos, el mundo no se inmuta porque muchas de sus estrellas favoritas de cine, radio, televisión, modelos, diseñadores, estilistas, cantantes, chef, políticos, militares, clérigos y demás familiares…… viven a todas luces su mundo de maldad. Los programas que en un tiempo estuvieron en boga como el de “Cristina” y muchísimos otros que se desgranaron como mazorca por aquellos años; se les aplaudió y ovacionó a gente como esa, en lugar de censurarlos e invitarlos a cambiar sus estilos de vida, invitándolos a un verdadero arrepentimiento. Y… ¿cuál fue la contribución de hombres como Freud, Ellis y Kinsey, en el mundo de la psicología? ¿Cuál fue su respuesta y conclusión a cuestiones como esta?

Parte II

Pues bien, continuamos con este tema que ha despertado interés en muchos de nuestros lectores. En la edición ante pasada, aborde este tema sobre la homosexualidad y lesbianismo, debido a que una ola de grandes dimensiones está cubriendo no una parte de nuestro planeta, sino que todos los lugares y en todos los ámbitos se ha desatado esta “peste” que degrada la sexualidad humana y la creación perfecta Dios al crear al hombre y la mujer como seres humanos diferentes en complexión física, sexual, mental y hasta emocionalmente. En la edición anterior, quedé de hacer algunas observaciones pertinentes respecto a personas que han contribuido a esta explosión del desenfreno sexual.

El 14 de febrero de este año [2009], en el zócalo de la Cd. de México, se dieron cita miles de personas con el fin romper el record Guinness del beso más largo. Supuestamente el record fue superado. Pero… ¿puede usted adivinar quienes estuvieron allí, además de parejas heterosexuales? Sí, claro, acertó. Cientos de homosexuales y lesbianas estuvieron en primera fila. Recientemente en la misma Cd. De México se llevó a cabo la feria del sexo, esto fue en el Palacio de los Deportes. Las cámaras de televisión recogieron toda clase de escenas que rayan en la pornografía, lo cual antes hubiera sido censurado y hasta multado; pero hoy, nadie dice nada y hasta más bien lo celebran y aplauden. Y, ya se imaginará usted, quienes estaban robando cámara en esos reportajes de los noticieros; pues sí, volvió a dar en el blanco: Lesbianas y homosexuales.

Y nos podemos preguntar, ¿por qué esta explosión descarada, obscena y sin limitaciones en todos los países? ¿Por qué nuestro México lindo y querido padece ya de este grave mal? Parece como si de pronto todas las ratas, cucarachas y alimañas escondidas por siglos se hubieran salido de sus madrigueras. No tengo a la mano la estadística de cuántos podrían ser ya el número de habitantes que “padece este mal”. Pero ya no es un escándalo ni causa admiración o sorpresa que de pronto sea denunciado alguna figura pública que es inmoral en este sentido. Así como en los tiempos pasados, artistas, filósofos, guerreros, religiosos, escritores y políticos, sacaron a la luz su pecado, hoy en día el simple comentario es: “no me sorprende”; cuando algún grande o figura pública resulta ser homosexual o lesbiana.

Sin pretender que la responsabilidad caiga sobre un individuo o individuos del pasado, sí puedo comentar que gracias a personas, de los cuales hasta el día de hoy se estudia y prevalece su filosofía, hicieron que algunas de las cosas que estamos cosechando en nuestro tiempo, tengan la aceptación y aprobación y hasta reciban protección y “derechos” por sus maldades.

Uno de ellos fue el señor, Dr. Sigmundo Freud. Éste, es reconocido casi por todo el mundo de la sicología como el que más influencia ejerció sobre las prácticas y normas sexuales de nuestro tiempo. Sin embargo pocas personas se dan cuenta de esto, incluyendo los mismos homosexuales. Quizá alguno de mis lectores versados en este ramo tampoco concuerden conmigo en este dato, y respeto su posición.

No quiero entrar en el currículo ni en la biografía de este “hombre” pero debemos saber que aunque de ascendencia judía, fue un ateo y muy hostil hacia el cristianismo. Sus colegas sicólogos modernos aceptan ampliamente que Freud tenía muchos complejos y obsesiones personales que influyeron desfavorablemente en sus teorías y conclusiones. Fue un niño mimado, muy inteligente pero inseguro de sí mismo. Freud, llegó a la conclusión de que la motivación más grande del hombre era la satisfacción sexual. Que ésta, en el subconsciente le provocaba al individuo desórdenes nerviosas y enfermedades mentales, porque generalmente confligía con las leyes y tabúes de la religión. La solución de Freud consistió en censurar la normas y principios religiosos, llamándolos dañinos e instar a las personas a ceder a sus sentimientos, impulsos e instintos. Puesto que Dios estaba al margen de su vida, abogó por “la libertad de expresión sexual” como ayuda para la salud mental. La teoría de Freud sobre la causa de la homosexualidad es muy llana, pero se hizo popular y se extendió como reguero de pólvora en todo el mundo occidental. Según él, todos los niños tienen curiosidad por el sexo, por lo tanto todos son “incestuosos”,–al menos mentalmente– y que los varones son especialmente susceptibles a sus madres, (como lo era el), de allí que un niño tiende a identificarse con su mamá más bien que con su padre. A esto lo tituló “el complejo de Edipo”, por la tragedia griega de Edipo Rey, en que Edipo mata a su padre y se casó con su madre.

Solamente en el tiempo y en la eternidad podremos ver lo que está teoría a llegado a pesar en nuestro mundo, trayendo como consecuencia la aceptación de la homosexualidad. Freud, se enfrentó a la crítica y oposición de la sociedad victoriana de su tiempo, los cuales consideraban aquello una perversión en contra de Dios y el hombre. La teoría de Freud sugirió que un niño que amaba a su madre, buscaba en otros hombres un amor semejante por lo que naturalmente se convertía en un adulto sexual. En otras palabras, la homosexualidad ya no debía considerarse como una forma ilegal de disolución o perversión en la que alguien voluntariamente se unía a una persona de su mismo sexo, sino “una enfermedad mental” por la cual uno culpaba a su madre. En otras palabras, el homosexual no es culpable o responsable de ser lo que es, “su madre tiene la culpa”. Desafortunadamente esta idea malévola se ha extendido no solo en este campo. Más bien pare haberse multiplicado e impregnado en casi todo lo malo en que los seres humanos se ven inclinados a hacer. Ahora se le echa la culpa no al sicópata criminal, no al violador y degenerado maniático sexual de todo lo que hace, sino que con hacerle un examen sicológico se le puede absolver de sus fechorías dando por sentado que son otros, o fueron otros los culpables de que actuara así. Así que en lugar de ver a un degenerado homosexual cometiendo actos ilícitos en plena vía pública, ahora lo que vemos es a un “pobre enfermo mental” que necesita ayuda de la sociedad y de las instituciones gubernamentales para la solución de su “enfermedad”. ¿Qué le parece? Esta idea tuvo su auge por lo menos hasta los años 70s. Del siglo pasado. Sin embargo la idea no ha muerto, más bien ha evolucionado y empeorado como el virus del sida. Ha venido tomando otras formas y cada vez se hace más fuerte y resistente a cualquier pensamiento e idea de moral.

Pero como bien dice la Escritura, “los pecadores irán de mal en peor”. Después de Freud, se levantó su discípulo; Havelock Ellis. Y lo Freud fue para la revolución sexual en lo general, lo fue Ellis, para la homosexualidad. Aunque en desacuerdo con muchas de las enseñanzas de aquél, éste nuevo engendro del mal estaba igual de poseído por un sentimiento sexual contrario, y poseía un especial entusiasmo por la maternidad, la cual incluía afición por la experimentación sexual y el deseo de entender la inversión sexual, esto llegó a tal grado que se casó con una lesbiana. La teoría de Ellis fue más allá de la Freud, sus objeciones a la teoría freudiana le llevaron a proponer que la homosexualidad era cuestión hereditaria, y que bien podía ser señal de grandeza. Señaló que distinguidas personas de la historia habían sido homosexuales. Aludió a artistas, poetas, escritores, dramaturgos, y políticos entre otros. Cabe señalar y destacar que tanto uno como el otro, fueron evolucionistas consumados. Entre sus teorías, dicen ellos: “el hombre es un animal, lo que natural para los animales lo es para el hombre” Según Ellis, utilizó reportes en sus escritos que decían haber observado homosexualidad en los primates, lo cual le llevó a decir que era una forma natural de comportamiento. Sin embargo, cualquier estudioso de zoología podría darnos una versión contraria. De otra manera, ¿no cree que la población homosexual animal ya se habría desbordado? Pues si los hombres con leyes que regulan su conducta se han desenfrenado en su maldad, ¡cuanto más los animales! Sólo que en este caso, los seres racionales, por tomar en cuenta a Dios, ni haberle dado gracias, ni la honra y gloria que El merece, sino que envanecidos en sus razonamientos, su corazón se entenebreció, y por tal motivo han sido entregados a una mente reprobada, a cometer actos ilícitos y vergonzosos, espumeando su propia vergüenza. (Rom. 1:21-29; 1ª. Jud. 13) Es verdaderamente lamentable por un lado, y triste por otro, ver como la vida de jóvenes y señoritas que poseen vidas hermosas y que pueden ser limpiadas y usadas por Dios, se estén perdiendo en la inmoralidad y fango del pecado. Cuando Jesús lloró frente a la Cd. De Jerusalén, creo que no solo su lamento fue por la incredulidad que veía en su pueblo; creo que su visión abarcó por un instante todos los rincones de la tierra, y todas la épocas de nuestro mundo, y sin duda vio nuestras ciudades y pueblos inmersos en la maldad, y por quienes habría de dar su vida.

Quiera Dios, y es mi oración; que si este artículo llega a manos de una persona extraviada en su pecado y maldad de esta naturaleza; encuentre en estas palabras un mensaje de esperanza y libertad a una vida mejor. Fue el mismo Jesús que dijo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”, y “si el Hijo os libertare seréis verdaderamente libres” Mientras que las mentiras siguen en boga engañando y siendo engañados, diciendo que el homosexual y la lesbiana no tienen culpa de su “suerte”, y otros navegan con la bandera de “así nací”, déjenme decirle que hay esperanza para todo aquél que reconoce que esto es un pecado delante de Dios, pero que hay perdón y esperanza. El apóstol Pablo escribió estas palabras: “No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones… heredarán el reino de Dios” “Y esto erais algunos, mas ya habéis sido lavados , ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1ª. Cor. 6:9-11) La sangre de Jesucristo; el Justo, nos limpia de todo pecado.

Parte III

En esta edición quiero referirme con todo respeto y reconocimiento a aquellos que son expertos en materias tales como la sicología, y los que por necesidad se han involucrado en ministerios especiales como lo es el terreno de la homosexualidad y el lesbianismo. Personalmente, no soy experto ni profesional en ninguna de estas ramas, solo uno que me gusta estudiar y profundizar en temas algo escabrosos y que muchas veces son necesarios en el campo en el que nos desenvolvemos como pastores u obreros cristianos, para ayudar a nuestra sociedad actual. Debo mencionar que las fuentes de investigación y estudio personal no proceden de artículos tomados de la Internet. Sé que en la red debe haber tanta información sobre estas cuestiones, tanto buenas como malas. Más bien, son conclusiones a las que he llegado después de leer grandes autores cristianos de la talla de Tim LaHaye, versado sicólogo cristiano, y de uno que considero máxima autoridad en temas tan complicados, como el que abordo; el pastor y consejero, Dr. Dobson. Entre otros está uno de sus colaboradores cercanos quien vivió por varios años inmerso en la homosexualidad, y que por la gracia del Señor “ya ha sido lavado, ya ha sido santificado, y ya ha sido justificado en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”. Me refiero al escritor de “101 Preguntas Frecuentes Sobre La Homosexualidad”: Mike Haley. Otra de mis fuentes de estudio, son los escritos del Dr. Paul Turnier, reconocido como un gigante de la medicina, la sicología y la fe cristiana.

Así que, mis artículos no son “un ataque” propiamente ni a los homosexuales y lesbianas como personas, sino al pecado que conlleva esta práctica inmoral, y presentar una esperanza y dar ya ha sido lavado, ya ha sido santificado, y ya ha sido justificado en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” un fanal de luz y sanidad a este pecado ya tan común en nuestra sociedad. Tampoco es en contra de los que ejercen la psicología y menos aún para los que están inmersos en esta profesión con fin de ayudar a nuestro pueblo cristiano y a la sociedad en general; tengo un hijo titulado en la materia y con quien de vez en cuando platicamos muy abiertamente sobre estos temas y quien me ha ayudado a entender mucho de estas cuestiones, compartiéndome información secular al respecto. Tengo otros tantos amigos, y estudiantes del CBL que son igualmente profesionales con los cuales sostenemos amplias pláticas sobre estas cuestiones, que de alguna manera por no meternos tan de lleno en ello, y otras veces por ser tan pragmáticos y en algunas ocasiones hasta “legalistas”, no hemos llegado al punto de ayudar adecuadamente a gente que está padeciendo este “mal”.

En fin, en la edición anterior les deje con el pensamiento que se generalizó con Havelock Ellis, quien propuso que el homosexual no tenía por qué preocuparse de ser lo que era, puesto que así se venía al mundo y que más que avergonzarse aquello era digno de loarse puesto que muchos de los grandes en las bellas artes lo habían sido. Lógicamente que hay que recordar que Havelock era igual que su maestro, un ateo y evolucionista consumado, y que afortunadamente pocos intelectuales estuvieron dispuestos a aceptar esta teoría que además de absurda, tiene poca evidencia científica.

En los años 50´s, apareció lo que se puede llamar: “La biblia de la Revolución Sexual”. Los expertos sabrán que me refiero a los famosos “informes de Kinsey”. Para comenzar debemos saber que este hombre no era una autoridad calificada sobre el comportamiento sexual humano. Sus principales investigaciones fueron sobre la “clasificación de las moscas.” Después de que publicó sus investigaciones sobre este asunto en dos tomos; dio un giro y se dedicó a la sexualidad humana. Habiendo obtenido el patrocinio y bajo el subsidio de la fundación Rockefeller, acabó un proyecto de investigación que sirvió de núcleo a lo que llamó: “Conducta Sexual del Varón”, esta publicación se hizo en el año de 1948. En este libro se encuentras las conclusiones de dos horas de entrevista con cada varón que participó en la investigación que fue un total de 5,300 hombres “norteamericanos”. Kinsey, llegó a conclusiones perjudiciales y peligrosamente erróneas, de las cuales muchos han tomado como su fuente de investigación en los últimos 30 años y lo siguen citando como una autoridad en este campo más que a ningún otro. Posteriormente en 1953, sacó a la luz su segundo manual de comportamiento sexual basado en 5,940 entrevistas con mujeres, en donde cuenta las prácticas y preferencias sexuales de la mujer “norteamericana”. Y como habrán notado he puesto comillas tanto en los hombres como en las mujeres de nacionalidad norteamericana con los y las cuales hizo sus investigaciones a base de entrevistas para sacar sus conclusiones “para toda la humanidad.” Así que, lo que hicieron tanto Freud como Ellis, en codificar los pensamientos de los educadores sobre la sexualidad humana, lo hizo Kinsey para la gente común. Sus escritos revolucionaron el pensamiento de aquellos tiempos y hasta el nuestro, e invariablemente se le cita como una autoridad en la materia especialmente por aquellos que buscan amparar su conducta sexual o que bien tienen alguna inclinación o preferencia sexual. Según Kinsey el 37% de la población masculina había cometido cuando menos un acto homosexual. El 50% había respondido alguna vez en su vida a una motivación homosexual, y concluye: “la capacidad para responder a estímulos homosexuales existe en todo miembro de la especie humana”. La sugerencia de Kinsey fue que toda persona tiene la capacidad de responder a otra persona del mismo sexo dadas las circunstancias propicias y la oportunidad. Según él, los términos homosexual y heterosexual no son adecuados. Todo ser humano debe reconocer el hecho de que es potencialmente “bisexual”.

Así que, hasta aquí el resumen es: 1. Por parte de Freud: “No tenemos la culpa de cualquier tendencia homosexual. Estamos mentalmente enfermos. Además, mamá tiene la culpa.” Y todo esto basado en que la conducta del hombre tiene su centro en el sexo. 2. Ellis nos dice que no hay de qué preocuparse, “así nacimos”, y esto es señal de grandeza. 3. Kinsey, trata de hacernos creer con sus “investigaciones” que la mitad de los seres humanos lo está haciendo o que solo es cuestión de tiempo y oportunidad. Así que, ¿qué le parece? ¿A cuál le creemos? ¿Cuál es el peor? Se lo dejo de tarea. Pero creo que estos tres pecadores que ya están en el infierno, tendrán mucho de que dar cuenta a Aquél que está sentado en su Santo Trono de Gracia y de Justicia. El asunto es que la moralidad humana sigue en decadencia. Y así como un día Carlos Darwin se retractó de su teoría de la evolución de las especies, el daño ya estaba hecho, pues la humanidad había abrazado y había convertido su teoría en una religión hasta el día de hoy. De la misma manera, sino todos; algunos de estos en su momento reconocieron como Freud que estuvieron equivocados en sus filosofías, ya sus pensamientos se habían propagado como reguero de pólvora, y hoy estamos viendo las explosiones por todos lados, aún en el seno de nuestras iglesias. Y lo que es peor: ¿Qué estamos haciendo? … Los homosexuales o, (gay = “alegres”) como se les conoce son personas. Hombres y mujeres que viven engañados, a unos se le ha hecho creer que no son culpables de ser los que son. Que por haber sido víctimas de abuso sexual, verbal o físico llegaron a ser así. Otros siguen engañados con el pensamiento de que así nacieron; solo les recuerdo que en mis pocas entrevistas con homosexuales declarados, me han dicho con sinceridad que ellos reconocen que no nacieron así, y a su vez me han confirmado que en el mundo de los homosexuales ellos reconocen en el fondo que esa es la verdad. Solo que navegan con la bandera de “Así Nací” para no aceptar su responsabilidad de la vida inmoral que llevan. Los “gay o alegres”, no son tan alegres como se dice. Más bien es gente solitaria, viven siempre sobrellevando el rechazo de otros, su vida de promiscuidad les hace seres vulnerables al engaño y la traición, en su soledad viven con una carga intensa de culpabilidad acompañada de vergüenza, son seres que les invade la tristeza y a menudo pasan por periodos de grande depresión. Y es lógico, viven con Dios al margen de sus vidas, esto los hace personas sin verdadera felicidad aunque se proclamen “alegres”. La soledad, la angustia, la tristeza, el rechazo y la alienación de Dios, les empuja más a la promiscuidad, al alcoholismo, a las drogas y al suicidio. Tenemos casos registrados en la historia del deporte, y de la fama; de hombres y mujeres famosos en la pantalla grande y chica, jugadores exitosos y de fama nacional y mundial que han llegado al suicidio aparentemente sin causa alguna; al poco tiempo no falta el reportero osado que investiga la vida privada de “aquellos famosos” y descubre sus secretos de homosexualidad o lesbianismo.

Y ¿cuáles son las alternativas que tienen los homosexuales o lesbianas? Resumo tres: 1. “Que clame a Dios, pidiendo su misericordia y gracia”. La preciosa sangre de Jesucristo, nos limpia de todo pecado y puede limpiar y quitar el pecado de la homosexualidad. (1ª. Jn. 1:7-9) El perdón, la gracia y la misericordia están al alcance de aquél que piensa que no ha pecado, como de aquél que cree que no hay perdón para su pecado. Debido al rechazo que viven los homosexuales y lesbianas, éstos llegan a creer que Dios también los rechazará, pero Dios dice: “deje el impío su camino y el hombre inicuo su pensamientos y vuélvase a Jehová; … el cual tendrá de él misericordia y será amplio en perdonar”. (Isaías 55:7). El homosexual o la lesbiana que se acerca Dios para pedir su perdón y gracia, debe hacerlo pensando que no solo recibirá de Dios su misericordia y perdón, sino que él le dará una nueva vida, pues “las cosas viejas pasaron y todas vendrán a ser hechas nuevas” (2ª. Cor. 5:17) La pregunta más difícil aquí no es si Dios quiere o puede perdonar, más bien es si el homosexual o la lesbiana “quieren cambiar su estilo de vida” 2. La segunda alternativa es: Conformarse a esa clase o estilo de vida. Sumergirse más y más en su pecado. Arreglárselas para vivir bajo la tiranía de la culpabilidad y rechazo, sufriendo en soledad su desdicha voluntaria, porque así quiere vivir; hasta que se destroce emocionalmente y se consuma en el alcohol, las drogas, el sida o bien llegue al suicidio. Y 3. Vivir con su conciencia cauterizada por sus repetidos actos de homosexualidad y/o lesbianismo, habiendo perdido toda sensibilidad en su conciencia volviéndola inoperante, como un criminal empedernido que lo mismo le da mirar a un hombre que matarlo. Dicha conducta es incomprensible para los que todavía gozamos de una conciencia que nos acusa o nos defiende en nuestros actos, pero para aquellos que se han sumergido en el cieno del pecado y han echado de sí al único que puede borrar su culpa y perdonar su pecado, como dice la Escritura; “ya no queda más sacrificio por los pecados, sino les espera una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (Heb. 10:26, 27).

Por lo tanto, termino con las palabras del apóstol Pablo escritas a los corintios: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.

Dios les bendiga. Y gracias por tomarse un tiempo para leer este artículo que en mi poco conocimiento sobre la materia y reconociendo lo complejo del tema, espero con profundo deseo que ayude o sirva de algo en algún caso que usted conozca o esté involucrado.

Tribuna Bautista Bíblica

3 comentarios sobre “Y … ¿qué de la homosexualidad y el lesbianismo?”

  1. Le felicito por este articulo, extenso y necesario. Verdaderamente entiendo q es uno de los mas completos y con evidencia biblica. La sinceridad de su experiencia recibiendo a aquel joven demuestra cuan comprometido esta al aceptar su ignorancia inicial la cual fue cubierta por la direccion del Espiritu Santo. Excelente.

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