El enigma de J. Frank Norris, una vez pastor de la iglesia bautista fundamental más grande del mundo

Utilizamos el término enigma, porque el caso de J. Frank Norris es agridulce. Norris era conocido como “el tornado de Texas”. O como el título de una biografía escrita acerca de él, el “reverendo peleador”. Al leer la historia, se verá por qué.

Bajo su liderazgo dinámico pero controvertido, la iglesia de J. Frank Norris creció hasta convertirse en la iglesia local más grande de cualquier denominación en los Estados Unidos.[1] Llegó a considerarse la iglesia bautista más grande del mundo en 1925.[2] Se trata de First Baptist Church de Fort Worth, Texas, en los Estados Unidos, y luego otra iglesia que pastoreó de forma simultánea en el norte del país.

Norris fue pastor de First Baptist Church de Fort Worth desde 1909 hasta su muerte en 1952. De forma simultánea, Norris pastoreó Temple Baptist Church de Detroit, Michigan, entre 1934-1947. Una distancia de aproximadamente 1.200 millas (1.900 kilómetros).

Las iglesias se jactaban de tener las dos escuelas dominicales más grandes del mundo. En 1946, Norris afirmó que las dos iglesias tenían una membresía combinada de 25.000.[3]

Norris era muy dado al sensacionalismo para atraer a la gente. Así lo describe un autor que lo conoció: “Siempre el sensacionalista ansioso por explotar o crear una situación que prometía atraer a una multitud…[4] A continuación, unos ejemplos de sus métodos poco convencionales:

  • Una vez, cuando un vaquero bien conocido se convirtió, hizo arreglos para que el caballo fuera llevado al culto para presenciar el bautismo de su dueño.
  • Una vez cuando Norris predicó contra la evolución, trajo a un mono a la reunión. Cada vez que Norris hacía un punto en contra de la evolución, se volvía hacia el mono y le preguntaba: “¿No es cierto?”
  • Ejemplo del título de uno de sus sermones: “Los diez diablos más grandes de esta ciudad con datos provistos”.

Norris batalló fuertemente contra varios oficiales del gobierno. En medio de esta batalla, hubo una gran enemistad entre Norris y un fiscal. Un día este fiscal estaba viajando en un vehículo lleno de bebidas alcohólicas y mujeres y chocó a gran velocidad contra un tranvía. El fiscal murió en el acto. En la terrible escena del accidente, se encontró una botella quebrada con parte del cerebro adentro. Esto fue traído a Norris, quien trajo la porción cerebral en la botella quebrada a su púlpito para ilustración en un sermón el domingo siguiente.

Un evento que desató la mala actitud de Norris fue cuando decidieron alquilar un piso desocupado de un edificio de la iglesia. Dado que la iglesia alquilaba el espacio a una entidad comercial y no se utilizaba con fines benéficos, la ciudad de Fort Worth decidió imponer impuestos al alquiler que recibía la iglesia. Norris consideró que esto era injusto y desató una guerra contra los funcionarios municipales. Empezó a predicar contra los pecados conocidos de los funcionarios municipales, pero también usó su púlpito para difundir rumores en su contra. Gracias al ejemplo de Juan el Bautista, sabemos que no es necesariamente incorrecto predicar contra los pecados de los líderes gubernamentales, pero debe hacerse con el motivo correcto y sin recurrir a rumores. En el caso de Norris, parece que hubo un elemento de venganza y sensacionalismo.

Norris consideraba al alcalde de Fort Worth su enemigo y lo criticó públicamente desde su púlpito. Varios miembros de la iglesia de Norris fueron despedidos de su trabajo en una tienda que era propiedad del alcalde de la ciudad en una aparente represalia. El domingo siguiente, en lugar de predicar, Norris entrevistó a los empleados despedidos durante el culto.

Aunque Norris batalló contra la apostasía, especialmente en los años tempranos de su ministerio, él cometió el error de comenzar a tratar a otros fundamentalistas con el mismo trato que los modernistas, como si otros fundamentalistas pudieran ser enemigos de la fe. Al tener desacuerdos con otros bautistas basados en personalidad, o diferentes filosofías del ministerio, Norris los reprendió amargamente desde su púlpito, su revista, y en cartas y telegramas personales. Aunque predicaba el evangelio y hacía mucho bien, a veces convertía su púlpito y sus medios de comunicación como en un poste de azotes contra otros que no eran modernistas o para esparcir rumores contra sus enemigos. Esto se revela en los propios escritos de Norris, además de testigos que escribieron acerca de sus atropellamientos.

Otros que han estudiado la vida de Norris llegaron a la misma conclusión acerca de su carácter. En su libro sobre la historia del fundamentalismo, Bauder y Delnay afirmaron que Norris “podía ser implacable e incluso inescrupuloso al atacar a sus oponentes”.[5]

Varios que conocieron a Norris personalmente son testigos de su forma de comportarse cuando tenía un desacuerdo con ellos. Beauchamp Vick, un antiguo socio de Norris, lo calificó de “despiadado” y señaló que una vez dijo: “Yo lucho sucio”.[6]

Noel Smith escribió una vez:

En la historia de la religión moderna, ningún grupo de hombres ha sido atacado con la crueldad y el salvajismo que ha caracterizado los ataques de este hombre desesperado contra ellos. Nada se ha considerado sagrado. Sus mujeres han sido atacadas, todo menos los bebés”. Norris intentó dividir varias iglesias de la Fraternidad enviando correos masivos a sus miembros. Acosó a predicadores con telegramas, organizó reuniones rivales de la Fraternidad Bíblica Bautista, ofreció incentivos para regresar a su grupo y vilipendió a personalidades de la Fraternidad Bíblica Bautista.[7]

Robert Ketcham, un líder fundamental de primera generación quien había sido el blanco de ataque de parte de Norris por un tiempo extendido, expresó las siguientes frustraciones en una carta dirigida a Norris:

Mi corazón está verdaderamente quebrantado al ver este horrible espectáculo de golpes y derrotas, difamaciones, insinuaciones, vituperios, degollamientos y crucificaciones que se lleva a cabo en su boletín informativo The Fundamentalist con hombres a quienes usted se ha propuesto arruinar porque no consienten en inclinarse ante su imagen.[8]

En enero de 1912, parte del templo sufrió daño en un incendio. El domingo siguiente el templo recibió dos disparos mientras Norris estudiaba en su oficina. Dos semanas después se recibió una serie de cartas amenazantes contra Norris. El 4 de febrero el templo estalló en llamas y fue destruido por completo. Alrededor del mismo tiempo esa noche, hubo un pequeño fuego en el exterior de la casa del pastor Norris.

El 1 de marzo de 1912, un jurado acusó a Norris de perjurio en relación con las cartas amenazantes. El 2 de marzo la familia Norris fue despertada por aún otro incendio, del cual apenas se salvaron escapando por una ventana del segundo piso. El día siguiente, Norris recibió otra carta amenazante. Al fin de marzo, un jurado acusó a Norris de provocar el incendio que destruyó el templo (presumiblemente para recibir una compensación generosa de la compañía de seguros, y simpatía de la gente).

El caso fue a juicio en un tribunal, y fue el titular de los periódicos. Aun cuando se hundió el barco Titanic ese mes del juicio, la historia del juicio de Norris compartió el encabezado de las noticias. La historia del pastor de una de las iglesias más grandes del mundo acusado de quemar su propio templo comprobó ser sensacional, conmovió a la nación, y resultó en la venta de muchos periódicos. Fue acusado de provocar un incendio, cometer perjurio, enviarse a sí mismo cartas amenazantes y contratar a un detective para que le disparara (sin acertar), con el objetivo de generar simpatía en la opinión pública.[9] Al fin, Norris fue absuelto de todos los cargos.

Un año después del juicio Scopes / juicio del mono, el 17 de julio de 1926, sábado por la tarde, Dexter Chipps, un hombre de negocios, y amigo del alcalde de Fort Worth (quien era un enemigo de Norris), visitó a Norris en la oficina de la iglesia. Hubo una discusión, y Norris le disparó a Chipps tres veces, matándolo. Norris fue detenido por la policía, pero fue liberado ese mismo día bajo fianza. Su postura fue que disparó contra Chipps en defensa propia. El día siguiente, Norris enseñó la escuela dominical y predicó como si nada hubiera pasado. El 29 de julio de 1926, un jurado acusó a Norris, pastor de la iglesia más grande del país, de homicidio por la muerte de Chipps.

Como parte del trasfondo de lo que estaba ocurriendo antes del incidente fatal, Norris había acusado al alcalde de la ciudad, quien era católico, de expropiar fondos para entidades católicas. Estas acusaciones fueron colocadas en la revista de la iglesia y circuladas por toda la ciudad. “No es apto para ser el jefe de un corral de puercos”, declaró Norris acerca del alcalde. Dexter Chipps, el comerciante quien acabó muriendo en el incidente, era amigo del alcalde. Hubo testigos en el juicio que atestiguaron de amenazas de muerte de parte de Chipps contra Norris.

Al fin, Norris fue absuelto de homicidio en el juicio. Aunque sea difícil justificar las acciones de Norris, se debe reconocer que fue hallado inocente en un tribunal bajo juicio, por tanto, no debe ser considerado o visto como un asesino. Aunque también fue hallado inocente en el cargo de haber quemado a su propia iglesia, todo esto resultó en que se mantuviera una sombra de sospechas a su alrededor, y causó mucho daño a su testimonio.

Norris de Fort Worth, uno de los principales líderes fundamentales, había sido acusado de asesinato, incendio provocado, falta de pago a sus empleados, calumnias y difamaciones. Rice declaró: “Un ambiente de sospecha, insinuación, acusaciones y contra acusaciones ha entristecido al Espíritu, ha dañado la hermandad cristiana y ha causado mucho daño”.[10]

El comportamiento y las sospechas que rodeaban a Norris dañaron la percepción del público acerca del fundamentalismo. Incluso John R. Rice, editor de Sword of the Lord, la revista fundamental con más circulación, dejó de llamarse fundamentalista por un tiempo, (y cambió el nombre de su iglesia porque incluía “fundamental”) debido al mal testimonio de Norris.

Si uno llegara a pensar que esto fue el fin de los titulares en los periódicos acerca de Norris o su iglesia, estaría equivocado. Menos de un año después, se anunció otro incendio en la casa de Norris. Si uno llegara a pensar que esto fue el fin de los incendios, ¡se equivoca una vez más!

Al no hallarse culpable, Norris nunca fue condenado por los delitos que se le imputaban.

Norris predica a 40.00 en la ciudad de Detroit

Análisis de sus victorias y fracasos

 

La evaluación de hombres como Norris se complica porque hizo mucho bien y motivó a muchos por causas fundamentalistas bíblicas, pero a la vez hubo asuntos de falta de ética, acciones vengativas y una nube de dudas relacionada con una gran cantidad de controversias. Hubo una disparidad entre sus creencias y su conducta. Norris se convirtió en una figura polarizadora y rodeada de controversia. Algunas de sus conductas deja a uno perplejo.

Cuando era un pastor más joven, Norris batalló contra la apostasía. Pero cuando su iglesia empezó a crecer de forma increíble, la lucha contra la apostasía perdió su importancia, y empezó a luchar contra los fundamentalistas con los que discrepaba. Sin embargo, trataba a muchos otros fundamentalistas con los que discrepaba como si fueran apóstatas malvados.

Los problemas con Norris no fueron necesariamente sus creencias doctrinales, sino su conducta, su comportamiento, su testimonio (conocido en la teología como ortopraxis). A diferencia de J. Frank Norris, el fundamentalista W. B. Riley era conocido por enfatizar lo siguiente promoviendo el equilibrio: “¡Credo y conducta!”

Aunque no ha habido otro líder con las mismas contradicciones que Norris, ha habido otros líderes con una falta de equilibrio. Me refiero a líderes que hicieron mucho bien, fueron de ayuda y bendición a multitudes, pero aun así, tuvieron sus controversias y fallas. Cada caso ha sido diferente, pero en la Biblia tenemos principios bíblicos que pueden aplicarse al evaluar cualquier situación.

El crecimiento numérico, aunque sea una bendición de Dios, no es un termómetro para medir la aprobación de Dios. El éxito en el ministerio no debe ser visto como un indicador infalible de que Dios aprueba todas las acciones o creencias del líder. 1 Cor. 3:6-7 señala que debemos aportar nuestra parte, pero al fin Dios es el que da el crecimiento.

Algunos no saben cómo manejar el éxito. Para algunos predicadores, el éxito es su ruina.

Se debe tener mucho cuidado con el sensacionalismo para atraer a la gente. Si un pastor es conocido por “locuras” sensacionalistas (tal como permitir a un caballo dentro del templo para presenciar el bautismo de su propietario, como hizo Norris), la gente estará más presto a creer acusaciones falsas contra el pastor. Podrían pensar: “ese pastor tiene una historia de hacer locuras”. De lo contrario, si un pastor se conduce debidamente, la gente razonaría diciendo: “él es un hombre culto, serio, respetable, íntegro, y a menos que haya evidencia abrumadora, no voy a creer esa acusación contra el pastor.” ¿Se nota la diferencia?

Hay suficiente sensacionalismo en la Biblia y sus historias para predicar toda la vida. El sensacionalismo tiende a poner la atención sobre el que lo utiliza. La atención no debe enfocarse en nosotros, sino en Cristo. En el caso de Norris, le encantaba ser el centro de atención, incluso la atención negativa. Esto dañó mucho su testimonio.

A continuación, observaciones de carácter histórico del sitio cibernético actual de la iglesia anteriormente pastoreada por Norris:

La Primera Iglesia Bautista se convirtió posteriormente en la primera iglesia de Estados Unidos en poseer y operar su propia estación de radio religiosa… Norris fue posteriormente llamado “El Tornado de Texas” por sus diatribas y sermones contra cualquier institución, personalidad o filosofía que no estuviera de acuerdo con su visión de las Escrituras o sus métodos; sin embargo, ninguna otra organización en la ciudad hizo más por alimentar y cuidar a la gente que la iglesia bajo su liderazgo.

La membresía combinada de estas iglesias —con un promedio de veintiséis mil miembros en 1946— era la más grande de cualquier congregación evangélica del mundo.

Tanto amigos como enemigos lo respetaban y lo consideraban uno de los predicadores más poderosos de nuestro tiempo. Un columnista de un periódico dijo: “Hay un undécimo mandamiento en Fort Worth: no te meterás con J. Frank Norris”.[11]

No sería justo caracterizar un movimiento entero basándose en las acciones, actitudes o escritos de sus peores infractores. Joel Carpenter, un historiador conservador opuesto al fundamentalismo, en el párrafo que citamos a continuación, es culpable de tildar al movimiento fundamental separatista de forma injusta debido a Norris:

Al final de su carrera, Norris se había distanciado no solo de los leales a la convención, sino también de aliados militantes como Robert T. Ketcham, John R. Rice, William Bell Riley e incluso su antiguo pastor asociado, G. Beauchamp Vick. Todos estuvieron de acuerdo en que Norris era temperamentalmente incapaz de formar parte de ninguna asociación que no pudiera dominar. Este rasgo ayuda a explicar el carácter altamente feudal del fundamentalismo separatista, que está marcado más por los imperios de los caudillos regionales que por fuertes redes de cooperación.[12]

Por cada predicador fundamental “problemático” que le da mala fama al movimiento, hay docenas de predicadores que hacen un intento serio y sincero de ser equilibrados, bíblicos, hospitalarios, que mantienen su testimonio e integridad, y aman a sus congregaciones y aman a Dios. Algunos reciben poco reconocimiento, quizás tienen congregaciones pequeñas o medianas, pero estos pastores fundamentales son fieles a Dios y siguen predicando la Palabra de Dios año tras año, y como un conjunto podrían mejor representar al fundamentalismo bíblico que algunos individuos que reciben el máximo reconocimiento.

La objetividad del siguiente historiador le permitió ver no solo lo malo, sino también lo bueno en Norris:

J. Frank Norris… En los años veinte influyó a tres mil predicadores para que se retiraran de la Convención Bautista del Sur debido al creciente liberalismo en sus colegios y seminarios. … Aunque vivió una vida tormentosa y controvertida, inspiró a cientos de pastores a construir grandes iglesias y fue el “padre” del movimiento bautista independiente.[13]

Frank Norris resulta ser un personaje enigmático. Fue un ejemplo en algunas áreas, pero en muchas otras no. Aunque Norris fue más controvertido que el líder fundamental típico de su época, se puede decir lo mismo de muchos de nuestros antepasados, dado que eran pecadores salvos por gracia, que en algunas áreas fueron de ejemplo, y en otros no.

Aunque debemos exponer el pecado, también debemos amar a nuestros enemigos, un asunto que requiere un delicado equilibrio. Juan el Bautista expuso el pecado y terminó siendo decapitado. Es cierto que Norris hubiera tenido que soportar oposición aun si se hubiera esforzado por ser equilibrado, aunque es difícil escapar de la idea de que parte de lo que padeció eran problemas de su propia creación debido a la forma en que se burlaba y provocaba innecesariamente a otros con los cuales tuvo desacuerdos. Evitar la controversia innecesaria y virulenta es nuestro deber.

Norris falleció en 1952. La iglesia que pastoreaba con tiempo retornó a la convención bautista. Norris estableció un compañerismo bautista que ha cambiado de nombre en múltiples ocasiones, la cual existe hoy como una agencia misionera con el nombre World Baptist Fellowship Mission Agency. Una estatua suya se encuentra en la Universidad Bautista de Arlington, en Arlington, Texas.

[1]     Christian Fundamentals. April-June 1926, p. 4.

[2]     Furniss, Norman F. The Fundamentalist Controversy, 1918-1931. Doctoral dissertation, Yale University, 1950, p. 254.

[3]     Dollar, George W. A History of Fundamentalism in America. p. 133.

[4]     Vick Bartlett, Billy. A history of Baptist Separatism. Springfield: Baptist Bible Fellowship, 1972, p. 14.

[5]     Bauder, Kevin & Delnay, Robert. One in Hope and Doctrine: Origins of Baptist Fundamentalism 1870-1950. Schaumburg, IL: Regular Baptist Books, 2014, p. 238.

[6]     Murdoch, J. Murray. Portrait of Obedience. Schaumburg, IL: Regular Baptist Press, 1979, p. 179.

[7]     Bartlett, Billy Vick. “The Baptist Bible Fellowship: The First Twenty-Five Years” The Roots and Origins of Baptist Fundamentalism. James Combs, et al., John the Baptist Press, 1984, p. 96.

[8]     Bauder, Kevin & Delnay, Robert. One in Hope and Doctrine: Origins of Baptist Fundamentalism 1870-1950. Schaumburg, IL: Regular Baptist Books, 2014, p. 273.

[9]     Furniss, Norman F. The Fundamentalist Controversy, 1918-1931. Doctoral dissertation, Yale University, 1950, p. 254.

[10]    Oats, Larry R. The Church of the Fundamentalists. Watertown: Maranatha Baptist Press, 2016, p. 93.

[11]    http://www.fbcfw.org/history-150/

[12]    Carpenter, Joel A. Revive us Again: The reawakening of American fundamentalism. Oxford: Oxford University Press, 1997, p. 51.

[13]    Dobson, Edward. In Search of Unity. Nashville: Thomas Nelson, 1985, pp. 45-46.

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