La arqueología y la Biblia

Un creyente cree que la Biblia es infalible, no únicamente en lo que dice sobre asuntos espirituales, sino también en cuanto a lo que dice sobre asuntos históricos y geográficos. Tenemos que confesar que nosotros estamos en la minoría. Hay los que son ateos. Ellos directamente rechazan la Biblia como una autoridad. Hay también los escépticos. Ellos están dispuestos a aceptar la Biblia con tal que se pueda probar que la Biblia concuerda con lo que parece ser lógico y razonable y con tal que concuerde con lo que los del mundo aceptan como la verdad.

Siempre hay la tentación para el buen creyente de estar persuadido por los escépticos. En gran parte, lo que los arqueólogos encuentran concuerda con la Biblia. Desgraciadamente, no todos los arqueólogos son creyentes. Muchos son lo suficiente honestos para reconocer que lo que encuentran concuerda con la Biblia pero, si no, no vacilan en decir que la Biblia está en error. Los que son ateos dicen, «Es por casualidad que la Biblia y la arqueología concuerden”.

A veces los arqueólogos destapan un sitio del cual la Biblia hace mención y, basado sobre lo que encuentran, ellos llegan a una conclusión que no concuerda con las Escrituras. ¿Cómo debemos responder? Decimos “Aceptamos por fe lo que dice la Biblia, no importa lo que dicen los arqueólogos o otras ramas de la ciencia”. Para muchos en este mundo, el decir esto parece ser oscurantismo. Para ellos, es una fe irracional que rechaza lo que, para ellos, es una verdad científica razonable. Debemos reconocer que la ciencia de la arqueología es razonable, pero no es una fuente infalible de la verdad.

Nosotros y los ateos estamos en puntos opuestos. Nosotros aceptamos la Biblia como la verdad y ellos la rechazan. Su posición también es un asunto de fe. El objeto de su fe es sus propias creencias. ¿Cómo debemos reaccionar a los escépticos? Hay muchos evangélicos en esta categoría. Ellos aceptan únicamente las conclusiones de arqueólogos con las cuales están de acuerdo y rechazan los que no concuerdan con la Biblia. Para la gente del mundo, parece que somos chiquilines si aceptamos lo del cual estamos de acuerdo y rechazamos lo demás.

Nuestra fe en la Biblia es inestable si depende de los descubrimientos de los arqueólogos. Pobre de nosotros si tenemos que conceder que una parte de la Biblia no es verdad porque lo que los arqueólogos han encontrado que no concuerda con la Biblia.

La Biblia dice que el pueblo de Dios conquistó la ciudad de Jericó marchando alrededor de la ciudad por siete días. Los arqueólogos han destapado lo que ellos piensan son las ruinas de la antigua ciudad de Jericó y no han encontrado nada que indica que había un muro alrededor de la ciudad. ¿Qué hacemos entonces? ¿Rechazamos el libro de Josué, o por lo menos la porción que se trata de la victoria sobre Jericó?

Antes de hacer esto, nos conviene preguntar; ¿hasta que punto debemos poner fe en las conclusiones de los arqueólogos? El que lee los escritos de ellos se dará cuenta de que ellos tienden a fabricar una hipótesis sobre sus hallazgos que va mucho más allá de lo que sus hallazgos sostiene. Por ejemplo, ellos encuentran un fragmento de una jarra y dicen, “Estas jarras sirvieron para guardar su grano durante el invierno. Esto nos dice que esta gente sabía cultivar grano y que comieron pan. El grano fue molido por pisarlo con piedras”. Su relato sigue con más y más detalles. Pero decimos, “para un momento. ¿Cómo saben ellos que estas jarras sirvieron para guardar grano?” Ellos lo asumieron, no más, y esperan que sus lectores vayan a aceptar su hipótesis. Otro arqueólogo, con el mismo fragmento de una jarra, fabricará una explicación diferente. Es obvio, ¿no? que esto no es una ciencia.

¿Cómo saben los arqueólogos que Jericó no tenía un muro? Ellos no estaban allí. Tal vez se equivocaron de sitio. Tal vez juntaron las piedras y las usaron en construir calles en la ciudad. Tal vez dijeron “No vale la pena edificar el muro otra vez si puede ser derribado tan fácilmente”.

Es interesante lo que encuentran los arqueólogos pero nuestra fe en la Biblia no depende de ellos. La arqueología no es una ciencia. No debemos dejar sus hallazgos y escritos debilitar nuestra fe en la Palabra de Dios. En Juan 17:17 Jesús dijo al Padre, “Tu Palabra es verdad”. No tenemos razón por dudar que él dijo la verdad.

No es que la arqueología carece de importancia. Sus hallazgos sirven para confirmar la veracidad de la Biblia. Hay una diferencia entre confirmar y probar. Nuestra fe en la Biblia no debe depender de los hallazgos arqueológicos. Si fuese así, sería necesario probar lo que es o no es verdad en la Biblia. Hebreos 11:1 habla de lo que no se ve. Hay lo que nosotros no hemos visto y jamás vamos a verlo porque sucedió en el pasado. Lo que sirve para confirmar lo que creemos nos da una razón más por creerlo. Por supuesto, hay los que tienen dudas sobre la veracidad de la Biblia. Los hallazgos arqueológicos sirven para convencerles.

En gran parte, los hallazgos arqueológicos sirven para confirmar la veracidad de la Biblia. En el pasado habían incrédulos que declararon, con denuedo, que tal o cual ciudad mencionada en la Biblia nunca existió. Dijeron lo mismo en cuanto a reyes. Con tiempo los arqueólogos encontraron las ruinas de la ciudad con su nombre escrito en piedra. También han encontrado artefactos que nombran los reyes que algunos dijeron nunca existieron. El hecho de que algunos arqueólogos hacen proclamaciones que niegan la veracidad de la Biblia no debe sacudir nuestra fe.

El fiel creyente debe tener justa indignación en contra de los arqueólogos incrédulos que se atreven a probar que la Biblia es errónea basado sobre un fragmento de una jarra que sacaron de la tierra. “La suma de tu palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu justicia”. (Salmo 119:160) ¿Quiénes son los escéptico que nos dicen que podemos creer parte de la Biblia pero no todo? En la lucha entre la Palabra de Dios eterno y las teorías seculares sabemos, por revelación, que Dios es capaz de derribar “argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios”. (II Corintios 10:5)

 

Un comentario sobre “La arqueología y la Biblia”

  1. DIOS los guarde, leyendo su escrito le encuentro una gran comprensión y lógica a lo q ustedes manifiestan, no podemos cegarnos ante su investigaciones, hasta los más creyentes q estaban al lado de JESUS dudaron en algún momento; muchas investigaciones confirman hechos de la Palabra de DIOS y otras discrepan, lo importante es la FE q tenemos en lo q pasó y lo q esperamos; les invito a tener más FE y adorar a CRISTO, Amén, Maranatha

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