Seremos felices si pensamos en el pobre

En nuestro amado México hay mucha gente pobre y bastantes de ellos, en extrema pobreza, la gran pregunta es ¿cómo cristianos qué actitud tenemos hacia ellos? Jesús dijo “siempre tendréis pobres con vosotros” (Mateo 26:11), como dándonos a entender que la oportunidad de pensar en ellos y ayudarles siempre estaría allí, pero a veces los cristianos no tenemos la actitud correcta y por eso no disfrutamos de la felicidad que da pensar en el pobre. La Biblia enseña claramente que pensar en el pobre nos hace doblemente dichosos:

Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová (Salmo 41:1).

Las siguientes son palabras de personas cristianas refiriéndose a los pobres: “Ellos están así porque quieren y porque son flojos” (usando otra palabra común en México para describir a los flojos); “Ya que quiten a esos pobretones revoltosos… son puro muerto de hambre e ignorante” (hablando de acontecimientos recientes en el país). Otro “Le mandó la comida, pero no me pida que yo vaya con ellos, porque están muy sucios y drogados” (hermana que no deseaba ir a colaborar un sábado en el ministerio de los niños de la calle en nuestra iglesia)…

Estas y otras frases describen lo que los “cristianos” sienten y piensan acerca de la gente pobre, es triste, pero a veces hasta los pastores piensan eso y se nota en el hecho de que muchos quieren que Dios les llame a colonias de clase media para arriba o a ciudades de la República Mexicana en donde hay un buen futuro económico, donde la gente tiene buenos trabajos y buenos ingresos, para que ellos no tengan contacto con la gente de clase “baja” y pobre. Muchos están sintiendo un fuerte llamado al norte porque hay “millones” de hispanos en la nación Norteamericana y curiosamente no sienten el llamado a centro y Sudamérica donde hay muchos más millones de hispanos, pero también mucha más pobreza que en los Estados Unidos.

Lo mismo sucede con algunos lugares de nuestro México que tienen mucha pobreza y también una carencia tremenda de obreros que trabajan para el Señor. Si tu eres uno de esos obreros valientes que estás en una zona rural, una región pobre del país y desarrollas tu ministerio con carencias económicas, pero estás allí por un claro llamado de Dios y por amor a las personas de ese lugar, la verdad que te expreso mi más grande admiración y respeto, por obedecer el llamado del Señor.

Por cierto, uno de esos hermanos es Irwin Sein Martín del Campo y su familia, que están dejando la Iglesia en Tuxtla Gutiérrez Chiapas para ir a Ixtlatltepec Oaxaca, sin ningún otro interés que predicar el evangelio a la gente que tanto lo necesita. Nosotros debemos apoyar estos nuevos proyectos misioneros en lugares donde no tenemos obra de nuestro Compañerismo Bíblico Bautista de México.

NUESTRO OLVIDO DE LOS POBRES

Volviendo al tema, podemos decir que la verdad es que, a veces, hasta los ministros de Jesucristo nos olvidamos de la gente pobre, nos hemos acostumbrado a ir en nuestros autos (algunos de ellos muy lujosos, último modelo y con aire acondicionado), de tal manera que a los pobres que piden dinero en los cruceros o los que están tirados en la calle pidiendo limosna, pues ni siquiera los vemos y ni siquiera sabemos que existen. Ya ni los volteamos a ver para evitar cualquier mala experiencia con alguno de ellos.

El grave problema es que al ser los pastores insensibles a las necesidades de la gente pobre, hacemos que nuestras iglesias estén igualmente insensibles para con las necesidades de esas personas.

Estamos muy contentos en nuestras iglesias alfombradas, con bancas lujosas, aparatos electrónicos de última tecnología, templos con aire acondicionado, y la mayor opulencia. Y también estamos muy a gusto con nuestro selecto y elegante grupo de jóvenes cristianos, con nuestro prestigiado grupo de amigos de la iglesia, que si existe alguien más la verdad ni nos hemos percatado, si hay huérfanos, viudas, niños de la calle, hombres y mujeres en la cárcel, ancianitos abandonados en asilos, u otra clase de personas por el estilo, pues nos tiene sin cuidado.

Amado hermano en Cristo, a través de estás líneas quiero recordarte que los pobres existen, que hay mucha gente que no tuvo la buena fortuna de nacer en una cuna rica, y que desde muy niños han tenido que aprender a enfrentar la vida con muchísimas carencias económicas y que saben bien lo que es tener hambre y lo que es padecer necesidad. Mujeres que han quedado viudas y tienen que mantener a seis hijos, hombres que están padeciendo una enfermedad desde hace años y no tienen un ingreso, ancianitas que viven solas y no cuentan con ayuda de nadie, personas que viven en zonas marginadas dentro de las mismas ciudades o en pueblos y rancherías apartadas en muchas regiones de nuestro amado México… ¡Los pobres existen y tienes a varios alrededor de ti que puedes ayudar!

NUESTRO  SENTIMIENTO HACIA LOS POBRES

El problema es que estamos en franca desobediencia ala Palabra de Dios si nosotros ignoramos a las personas de escasos recursos y actuamos como si ni siquiera existieran Recodemos lo que dice la Biblia:. “Peca el que menosprecia a su prójimo, mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado” (Proverbios 14:21).

Es claro que un cristiano jamás debe menospreciar a ningún ser humano, porque cada ser humano es el objeto del amor de Dios; en cambio debe haber un lugar en nuestro corazón y pensamientos para las personas que tienen escasos recursos y no solamente en nuestro corazón y mente, sino en nuestras acciones. Nuestro amor hacia ellos nos debe llevar a tomar acciones para su beneficio.

Definitivamente, en nuestra sociedad materialista y consumista, ha habido un endurecimiento en el corazón, nos hemos vuelto amantes del dinero y pensamos que son más importantes las cosas que las personas, por eso el mandamiento de Dioses muy pertinente en esta época: “… no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite” (Deuteronomio 15:7).

Algunos de nosotros debemos reconocer que estamos endurecidos en contra de las personas pobres, nuestro endurecimiento se nota en una total indiferencia hacia sus necesidades, en la escasa ayuda que damos a personas que están cerca de nosotros y tienen verdaderos problemas económicos.

Tal vez nunca hemos visitado un asilo de ancianos para poder ayudar a las personas que están allí, tal vez nunca se nos ha ocurrido ayudar a uno de los niños de un orfanato, tal vez hay una mujer viuda con varios hijos cerca de nosotros y no hemos pensado en ayudarla económicamente; tal vez hemos visto a “niños de la calle” y no hemos hecho algo por ayudarles… Tal vez estamos en franca y abierta desobediencia de lo que nos, manda Dios en su Palabra.

A veces no sólo no les ayudamos, sino hasta los consideramos una molestia o nos aprovechamos de ellos. La Biblia dice: “…no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero, ni al pobre, ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano” (Zacarías 7:10).

Los cristianos al contemplar a las personas pobres (en realidad a cada persona) debemos sentir en nuestro corazón lo que nuestro Señor y Salvador sentía: Compasión por cada una de ellas. No olvidemos nunca que Cristo dio su vida por cada una de esas personas pobres, no las menospreciemos, por favor (ante los ojos de nuestro Dios son almas muy valiosas); no endurezcamos nuestro corazón, no les discriminemos, no les pongamos apodos hirientes, por favor seamos sensibles ante las necesidades de la gente, abramos nuestras manos con liberalidad y mostremos así el amor cristianos a muchos de nuestros semejantes.

Confiemos en lo que dice la Palabra de Dios, que el dar a la gente necesitada nos hace bienaventurados, es decir, doblemente dichosos. Tal vez, nuestra vida está siendo un poco egoísta y eso nos está llevando a no ser bienaventurados. Sabemos que es “más bienaventurado dar que recibir” (Hechos 20:35), pero tal vez nos está faltando practicarlo en nuestra vida diaria, llevar ese conocimiento a nuestro diario vivir. Los cristianos tenemos mucho que hacer para ayudar a nuestro prójimo.

NUESTROS MINISTERIOS HACIA LOS POBRES

Algo que nos puede ayudar en cuanto a este tema, es realizar una evaluación de nuestra vida e iglesia, es pensar un poco en ¿cuándo fue la última vez que ayude verdaderamente (no dar limosnas, sino ayuda) a una persona pobre que tenía necesidad? ¿Qué hay en mi corazón cuando veo una persona pobre o indigente? ¿Hay rechazo o hay compasión? ¿Soy movido a misericordia o a enojo? ¿Cómo actuaría Jesucristo con estas personas?

También como iglesia debemos preguntarnos qué estamos haciendo respecto al mandamiento bíblico de tener benevolencia para con los pobres… ¿tenemos algún ministerio en el cual tengamos la oportunidad de ayudar como cristianos a la gente con menos recursos que nosotros? ¿Nuestra iglesia tiene algún ministerio entre los pobres? ¿Estamos tratando de llegar a ellos con el amor de Jesucristo y el mensaje del evangelio?

Hay tantos ministerios que podemos tener que parecería mentira que haya iglesias que no está haciendo nada concreto con respeto a los pobres, que viven en su comodidad y se olvidan de su prójimo. He aquí algunos ejemplos de ministerios entre personas pobres: Ministerio de los Niños de la calle, Orfanatorios y asilos, Ministerios en Cárceles, Mujeres solas, Mujeres Golpeadas, Personas necesitadas por algún desastre natural, Personas en el hospital, Comedores de amor para niños pobres, etc. Sólo tenemos que “alzar un poco nuestros ojos y ver los campos blancos para la siega”, hay muchos ministerios que podemos tener en nuestras iglesias, sólo faltan cristianos con disposición de trabajar y con la visión que tuvo su Maestro.

Lo mismo sucede cuando los que están padeciendo pobreza son nuestros hermanos en la fe y miembros de la familia de Dios. Obviamente, no estoy hablando de vividores, de “limosneros profesionales” “estafadores” que van de iglesia en iglesia diciendo que son “hermanos centroamericanos que fueron asaltados y que necesitan ayuda”, estafando solamente a muchos cristianos de buen corazón. Estoy hablando de los verdaderos hermanos de nuestra iglesia, de la gente fiel de nuestra congregación, personas de sobrada integridad y lealtad ante Jesucristo, que a veces están pasando por problemas económicos y nosotros, ni nos enteramos, estoy hablando de nuestros hermanos en la fe en otra parte de la República Mexicana o tal vez en otros países. El mandamiento es claro también al respecto: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).

Deben ocupar un lugar en nuestro corazón y nuestra mente, pero también en nuestra cartera, todas aquellas Iglesias que están pasando por pruebas y problemas económicos, Pastores o Misioneros que están pasando por problemas económicos fuertes; Pastores y misioneros pobres que están ganando muy poco salario; que están padeciendo necesidad o están pasando enfermedad; Hermanos en Cristo que están padeciendo por problemas en sus países o ciudades, por desastres naturales, enfermedades o accidentes.

Lo peor que le puede pasar a un cristiano es tener el “síndrome del fariseo” y volverse insensible ante las necesidades de sus semejantes, porque estaríamos cayendo en una contradicción. Por un lado decimos seguir a Cristo, pero por otro no hacemos lo que él hacia: Ayudar a todos los necesitados.

Concluyo con esto: Nosotros seremos de bendición y mostraremos verdaderamente, a la gente que nos rodea, que somos cristianos, sólo hasta que pensemos en los pobres, en la gente necesitada y que mostremos amor hacia ellos. El profeta Isaías fue muy claro en esto, al reprender a un pueblo de Israel que había caído sólo en la religiosidad, pero le faltaba amor al prójimo: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia”.

Entonces y sólo entonces “tu salvación se dejará ver pronto”, no podemos seguir siendo insensibles a las necesidades de la gente, o seguir pensando en lo material más que en las personas y pensar que seremos una bendición para todos los que nos rodean.

Si realmente deseamos impactar a este, nuestro amado país, necesitamos empezar a orar por los pobres, y cambiar nuestra actitud hacia ellos como lo enseña claramente la Palabra de Dios.

Mi más grande deseo es que así sea en nuestras vidas e iglesias y esto se traduzca en muchos nuevos ministerios y muchos nuevos convertidos. ¡Seamos obedientes a la voz de Dios!

Tribuna Bautista Bíblica

3 comentarios sobre “Seremos felices si pensamos en el pobre”

  1. Le doy gracias a Dios por encontrar esta pagina, yo soy lider de un grupo de hermanos que atendemos a los pobres , hospitalizados, hogares de ancianos, orfanatos, carceles, y mi anhelo es que muchos hermanos se sumen para trabajar con todo el amor que hay en nuestros corazones y llegar hasta esatas personas que a veces piensan que ya no hay esperanza, estamos orando para que Dios supla y podamos comprar una casita o un local para los ancianos. Ayudame a orar, Bendiciones.

  2. Hermano me acabas de abrir los ojos, todas tus palabras que mencionas en este texto, es cierto, nos hemos vuelto exclavos del dinero para tener cosas que muchas veces necesitamos, cuando eso podriamos compartirlo con gente necesitada nos hemos vuelto egoistas a tal manera que solo pensamos en uno mismo e ignoramos que hay mucha gente que jamas tuvo las oportunidades que uno tuvo, nos hemos hecho insentibles antes las desgracias de los demas que preferimos ignora a las personas con carencias y no pensamos que entonces jesus murio en vano si vemos la manera en la que nos estamos comportando, el poder y el dinero nos ha corrompido a tal grado que las degracias de los demas nos son indiferente y aveces haste buenas noticias. Gracias por estas palabras que me he encontrado tuyas de ahora en adelante empezare ayudar aquella gente que mas lo necesita.

  3. Qué hermoso fuè encontrar este post en Internet.
    Me conforta el alma y me hace sentir en calma y paz.
    Siento esperanzas.
    Y me anima a ser un ser de bondad.

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