Desde el principio, el fundamentalismo ha sido un movimiento doctrinal. Su historia temprana nunca debe caracterizarse como fanatismo emocional. Comenzó como un compromiso con las doctrinas básicas del cristianismo, aparte de lo cual uno dejaba de ser cristiano.[1]
El evento que culminó con el acuñamiento del término fue una reunión previa a una conferencia de la Convención Bautista del Norte en Buffalo, Nueva York en 1920. Proporcionaremos los antecedentes del propio hombre que acuñó el término:
En la primavera de 1920, un grupo de veinticinco pastores se reunieron en Nueva York para conferencias y oraciones. Ese grupo decidió que al menos se podía hacer una cosa. Se podría convocar a un grupo más grande el día antes de la reunión de la Convención del Norte en Buffalo para considerar la situación.
Solicitaron siete de ellos para organizar dicha reunión. Estos siete pidieron a otros que se unieran a ellos para convocar una conferencia sobre los fundamentos bautistas en Buffalo. La llamada llevaba los nombres de 150 ministros y laicos honrados y respetados.
Un total de 3.000 bautistas se reunieron para esa conferencia de Buffalo, ¡y qué conferencia fue! … se lanzó el movimiento de los fundamentos bautistas y continuará hasta que ganemos la victoria a lo largo del trayecto.[2]
Previo a dicha conferencia, se había formado una convocatoria firmada por 156 líderes bautistas invitando a miles a la conferencia sobre “Los Fundamentos de nuestra Fe Bautista”. La convocatoria afirmó lo siguiente:
Vemos con creciente alarma los estragos que el racionalismo está causando en nuestras iglesias, como lo demuestra el desvío de muchos de nuestros ministros de los fundamentos de nuestra santa fe. La enseñanza en muchas de nuestras instituciones educativas está resultando desastrosa para la fe de los jóvenes que serán los líderes del futuro. Una mundanalidad generalizada y creciente se ha infiltrado en las iglesias, una mundanalidad que nos ha robado poder y nos ha acarreado vergüenza pública.
Creemos que, como bautistas, tenemos el deber inmediato y urgente de reafirmar y recalcar los fundamentos de nuestra fe neotestamentaria. Sin duda alguna, la gran mayoría de nuestro pueblo bautista es tan leal como lo fueron nuestros padres a los principios y políticas bautistas, pero esta lealtad no durará mucho a menos que se tome alguna medida para detener la creciente ola de liberalismo y racionalismo y para preservar nuestros principios en su simplicidad y pureza.
Por lo tanto, actuando por iniciativa propia como sus hermanos, convocamos a una conferencia sobre “Los Fundamentos de nuestra Fe Bautista”, que se celebrará en la Iglesia Bautista de la Avenida Delaware, Buffalo, desde la 1 p. m. del lunes 21 de junio hasta las 9:30 p. m. del martes 22 de junio. Estas fechas preceden inmediatamente a la reunión de la Convención Bautista del Norte.[3]
La conferencia comenzó en una iglesia de la ciudad, pero debido a las multitudes que llegaron (aproximadamente 3.000) se cambiaron al auditorio cívico de la ciudad. Se escribió un libro con los mensajes de los conferencistas, lo cual puede permitir a uno sentir la pasión y dedicación por la sana doctrina. Se abrió la conferencia expresando la siguiente preocupación:
En cuanto al motivo y la oportunidad de esta convocatoria a la conferencia, quienes la emitimos estamos seguros de que algunos de nuestros preciados fundamentos históricos de la fe están en peligro. La situación en nuestras escuelas y seminarios es crítica. El profesorado de una escuela o seminario puede ser en un 90% firme, sensato y espiritual, pero si dicha escuela permite la presencia y la enseñanza sin restricciones de incluso uno o dos profesores que socavan la fe, alteran las convicciones y alejan los corazones de los estudiantes, esa institución se vuelve y seguirá siendo insegura hasta que se haya depurado de esa fuente de veneno pernicioso. … Todo el mundo conoce el alejamiento actual de los linderos antiguos, la tendencia actual hacia el modernismo en teología y el racionalismo en filosofía, así como el materialismo generalizado en la vida que hace tiempo que pasó el punto en que era simplemente perturbador y ha alcanzado una condición que solo puede describirse como destructiva.[4]
A continuación, una muestra de uno de los mensajes, en este caso de J. Porter, donde instó a los congregados a contender por la fe:
Debemos tener en cuenta que contender por la fe no es una cuestión de opción, sino de mandato positivo. Es imposible obedecer a Cristo y agradar a Dios sin contender por la fe. El hombre que no contiende por la fe no es apto para contender por Cristo. Seguramente podemos darnos el lujo de contender por aquel que luchó con la muerte y el infierno por nosotros.
Tenga en cuenta que no se nos ordena contender por fe, o una fe, sino por “la” fe. La fe salvadora es una proposición subjetiva; pero la fe es objetiva. Es un sistema correlacionado de doctrinas del Nuevo Testamento, que no está sujeto a sumas ni restas. Muchos tienen fe en Cristo y, por lo tanto, son salvos y, sin embargo, no sostienen ni contienden por la fe una vez dada.[5]
Después de exponer tres puntos, “Nuestras doctrinas distintivas están siendo negadas; nuestra misión distintiva está siendo menospreciada; nuestra influencia distintiva está siendo destruida”, W. B. Riley concluyó sonando la alarma con el siguiente pensamiento:
Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo? Ya no se trata del gigante de Dios, buscando a tientas en la oscuridad los pilares de un templo pagano para derribarlos y vencer a sus adversarios. La imagen ha cambiado por completo. El Sansón del modernismo, cegado por los vapores teológicos alemanes, busca a tientas los pilares del templo cristiano y con gusto arrancaría el último, dejando al cristianismo en un colapso total.[6]
Curtis Lee Laws, el editor de la revista bautista Watchman-Examiner, en su camino a casa posterior a la conferencia de Buffalo escribió, y en el Watchman-Examiner del 1 de julio de 1920 publicó, este párrafo:
Aquí y ahora hacemos moción que se adopte un nuevo término para describir a los hombres entre nosotros que insisten en que no se eliminen los linderos. Los «conservadores» están estrechamente aliados con las fuerzas reaccionarias en todos los ámbitos de la vida. Los «premilenialistas» están demasiado aliados con una sola doctrina y no son lo suficientemente inclusivos. Los «linderistas» [Landmarkers] tienen una desventaja histórica y connota un grupo particular de conservadores radicales. Sugerimos que aquellos que aún se aferran a los grandes fundamentos y que pretenden luchar en la batalla regia por los fundamentos se denominen “fundamentalistas”. Por ese nombre, el editor del Watchman-Examiner está dispuesto a ser conocido.[7]
¡Había nacido el fundamentalismo! Se podría decir que había nacido antes, entre el ejemplo de la separación de Spurgeon y el movimiento de conferencias y la publicación de los libros Los Fundamentos, pero para esta conferencia en junio del 1920, había madurado lo suficiente para adoptar un nombre con el cual se identificarían millares de creyentes por cien años y más. El fundamentalismo, como un movimiento definido, se podría decir que comenzó con su nombramiento en 1920. Pronto comenzó a brotar organizaciones estructuradas que orgullosamente llevaban el término. National Federation of Fundamentalists of the Northern Baptists (Federación Nacional de Fundamentalistas de los Bautistas del Norte) fue formada ese mismo año. Perdura hasta el día de hoy bajo el nombre Foundations Baptist Fellowship International.
Años más tarde, Laws reflejó sobre su parte en acuñar el famoso término y compartió la siguiente observación:
Que yo sepa, yo acuñé el término “fundamentalista”, aunque mucho antes ya existían defensores de lo que se conocía como los fundamentos.
En nuestra Convención del Norte de Buffalo, celebrada en 1920, quienes profesaban la fe conservadora celebraron una gran conferencia previa a la convención. Al regresar a casa de esa conferencia, escribí en un tren la historia del encuentro. Recuerdo haber usado en mi escrito expresiones como estas: “¿Cómo llamaremos a estos hermanos que protestan? No podemos llamarlos conservadores, porque en algunos aspectos son progresistas. No podemos llamarlos premilenialistas, porque algunos no enfatizan estas doctrinas en particular. No podemos llamarlos seguidores de Landmark, porque eso no connota sus creencias. Ya que defienden los fundamentos de nuestra fe, ¿por qué no llamarlos fundamentalistas?”
Mi artículo, junto con lo anterior, se publicó en el Watchmen-Examiner y captó la atención del público. Pronto encontró su lugar en los periódicos de todo el mundo, luego en las revistas y después en libros serios y reflexivos.[8]
En un artículo en el Watchmen-Examiner, probablemente escrito por su editor Curtis Lee Laws, se expresó que el nombre mismo es de poca importancia en contraste a lo que representa:
Ahora bien, que sepan todos los hombres en todas partes que el fundamentalismo bautista es un movimiento espontáneo dentro de nuestra amada denominación, que busca reafirmar y reenfatizar los principios de antaño por los que nuestros padres sufrieron y murieron. Busca unir a nuestra denominación en lugar de dividirla. El nombre del movimiento es un mero incidente y relativamente poco importante. El movimiento en sí nunca morirá, porque siempre habrá hombres lo suficientemente valientes como para luchar con fervor por la fe entregada una vez por todas a los santos. Y es esta condición —aguda, vigorosa, insistente— la que resulta tan desagradable para los hombres sin convicciones. … Desde entonces, a los conservadores enérgicos —conservadores que consideran su deber defender la fe— se les ha llamado, por consenso general, “fundamentalistas”. Hasta ahora, no nos avergonzamos del nombre. Sin embargo, no es el nombre, sino la causa que representa, lo que nos interesa.[9]
Aunque se ha encontrado al menos un caso del uso del término “fundamentalista” antes de 1920 (como la revista The Fundamentalist: being the journal of the Wesley Bible Union, 1914), no se utilizó como etiqueta para distinguirse del modernismo y difícilmente podría decirse que haya entrado en el vocabulario religioso hasta 1920 como los escritos de Curtis Lee Laws.
En los tiempos antes que surgiera el término fundamentalista, se utilizaban términos como conservador, ortodoxo y evangélico para referirse a los que eran conservadores y bíblicos en puntos esenciales de la fe.
No todos los historiadores están de acuerdo en cuanto a cuándo comenzó el fundamentalismo, pero aun si se asigna un comienzo posterior a las conferencias, reconocen el impacto de las conferencias a fines del siglo XIX y principios del XX en preparar el terreno para el fundamentalismo y lo que llegó a conocerse como “la controversia fundamentalista-modernista”.
Las doctrinas fundamentales fueron lo que se ha venido enseñando a través de las edades. Lo innovador fue en cosas menores donde se permite estar en desacuerdo en sus detalles, tal como la división de la Biblia en siete periodos o dispensaciones, con cada una acabando en apostasía.
Ejemplos de definiciones para el término fundamentalismo:
El fundamentalismo histórico siempre se ha caracterizado por un núcleo de doctrinas bíblicas, históricas y ortodoxas. Estos conciernen principalmente a las Escrituras y a Jesucristo. Junto con la doctrina de la separación eclesiástica y la práctica de una propagación y defensa militante de esas creencias, le han dado su identidad al fundamentalismo. El número exacto de doctrinas explícitas o una lista “oficial” de creencias fundamentalistas sería difícil, si no imposible, de determinar, ya que el acuerdo entre los fundamentalistas ha sido algo general. La mayoría de los fundamentalistas se contentarían con términos como “doctrinas principales” o “doctrinas cardinales” para describir su consenso.[10]
El fundamentalismo representa un resurgimiento de prácticas antiguas, que no comenzaron con Martín Lutero, sino en Pentecostés. El fundamentalismo es apostólico, y la doctrina de la justificación se remonta a Pablo. Esa rama de la que surgió el movimiento fundamentalista vivió en la oscuridad a lo largo de los siglos y nunca había sido silenciada por completo, ni siquiera en la edad oscura… Lo que hizo el fundamentalismo fue despertar del letargo al apostolicismo adormecido. El tema de la Reforma, como el clamor de los fundamentalistas hoy, fue “de vuelta a la Biblia ya los apóstoles”, sin ningún mediador entre los hombres y Dios excepto Cristo. Los fundamentalistas están en la línea directa de sucesión de los que predican este mismo mensaje.[11]
Kirsopp Lake, un destacado teólogo liberal, asombrosamente confiesa lo siguiente acerca de los orígenes bíblicos del movimiento:
Es un error, a menudo cometido por personas educadas que tienen poco conocimiento de teología histórica, suponer que el fundamentalismo es una forma nueva y extraña de pensar. No es nada de eso; es la. . . supervivencia de una teología que alguna vez fue universalmente sostenida por todos los cristianos … El fundamentalista puede estar equivocado; creo que lo es. Pero somos nosotros los que nos hemos alejado de la tradición, no él, y lamento el destino de cualquiera que intente discutir con un Fundamentalista sobre la base de autoridad. La Biblia y el corpus theologicum de la Iglesia están del lado fundamentalista.[12]
[1] Dobson, Edward. In Search of Unity. Nashville: Thomas Nelson, 1985, p. 35.
[2] Laws, Curtis Lee. “Fundamentalism From the Baptist Viewpoint” Moody Bible Institute Monthly. September, 1922, pp. 14-15.
[3] Stowell, Joseph M. Background and History of the General Association of Regular Baptist Churches. Hayward, CA: Gospel Tracts Unlimited, 4th ed., 1949, p. 13.
[4] Massee, J. C. “Opening Address” Baptist Fundamentals. Philadelphia: The Judson Press, 1920, pp. 4-5.
[5] Porter, J. W. “An unexpected message” Baptist Fundamentals. Philadelphia: The Judson Press, 1920, pp. 110-111.
[6] Riley, W. B. “Modernism in Baptist Schools” Baptist Fundamentals. Philadelphia: The Judson Press, 1920, pp. 185, 187.
[7] Laws, Curtis Lee. Watchman-Examiner. July 1, 1920.
[8] Stowell, Joseph M. Background and History of the General Association of Regular Baptist Churches. Hayward, CA: Gospel Tracts Unlimited, 4th ed., 1949, p. 17.
[9] “Fundamentalism Is Very Much Alive” The Watchman-Examiner. July 28, 1921, p. 941.
[10] McCune, Rolland D. “Doctrinal non-issues in historic Fundamentalism” Detroit Baptist Seminary Journal. Fall 1996, p. 171.
[11] Moritz, Fred. Contending for the Faith. Greenville, SC: Bob Jones University Press, 2000, p. 16.
[12] Beale, David. In Pursuit of Purity. Greenville, SC: Unusual Publications, 1986, p. 4.