Cien años desde el juicio del siglo

Se había puesto en efecto una ley en el estado de Tennessee en los Estados Unidos que solo se podía enseñar el creacionismo en las escuelas públicas. La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) querían derrotar esa ley y encontraron a un maestro de ciencia llamado John Scopes (1900-1970) dispuesto a afirmar que había enseñado evolución. En 1925 Scopes fue detenido en Dayton, Tennessee. Hubo unas maniobras legales detrás de la escena para asegurar que se llevara el caso a un tribunal. La Unión Americana de Libertades Civiles ya había asegurado a Scopes que lo defenderían en el tribunal. El fundamentalista bíblico William Jennings Bryan, quien también era abogado, asistió al fiscal en el juicio.

William Jennings Bryan fue un predicador laico en la Iglesia Presbiteriana. Llegó a ser el más conocido de los fundamentalistas fuera del ámbito de la iglesia. Fue abogado, congresista, secretario de estado de la nación, y tres veces candidato a presidente de los Estados Unidos. Un ejemplo de la valentía de Bryan cuando señaló la presencia de predicadores apóstatas en una reunión:

Estoy ahora involucrado en la reforma más grande de mi vida… Estoy tratando de salvar a la Iglesia Cristiana de aquellos que intentan destruir su fe. Tenemos predicadores en esta audiencia que no creen en el nacimiento virginal… en la resurrección del cuerpo de Cristo… en los milagros. (Longfield, Bradley J. The Presbyterian Controversy: Fundamentalists, Modernists, and Moderates. New York: Oxford University Press, 1991, pp. 73-74)

Hacia el final de su vida se dedicó a proclamar la creación y a hablar en contra de la evolución. Fue un gran orador, como lo demuestran las siguientes citas:

“Si un hombre cree que desciende del mono, puede ir al zoológico y especular sobre cuánto ha progresado. Si cree en la Biblia, va a la iglesia y reflexiona sobre cuánto le falta por avanzar.”

“Cristo ha convertido la muerte en una estrecha franja iluminada por estrellas, entre la compañía de ayer y la reunión de mañana; la evolución apaga las estrellas y profundiza la oscuridad que rodea la tumba.”

“Tengo tanto derecho como el ateo a comenzar con una suposición, y prefiero comenzar con Dios y razonar hacia abajo, que empezar con un pedazo de barro y razonar hacia arriba.”

El juicio se proyectó en los medios de comunicación como que sería un juicio entre el fundamentalismo y la evolución. El juicio llegó a ser muy polarizante, enfrentando a quienes creían en el relato bíblico de la creación por Dios contra quienes creían que habíamos evolucionado de formas inferiores. El juicio no solo se trataba de si se debía enseñar evolución en las escuelas, sino también que se convirtió en una especie de competencia teológica.

La evolución no responde las preguntas filosóficas básicas de la humanidad, que pueden resumirse en tres: ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿A dónde voy? La Biblia responde cada una de esas preguntas de forma clara y completa.

El caso fue tildado como “el juicio del mono”. Fue el primer juicio de los Estados Unidos que se transmitió en vivo por radio nacional. Cautivó la atención de la nación y en aquel entonces fue considerado “el juicio del siglo”. Dicho juicio solo fue superado en su atención nacional por el juicio de O. J. Simpson setenta años más tarde. Clarence Darrow, un agnóstico y hombre muy astuto, fue el abogado de Scopes.

Cientos de personas, incluyendo muchos reporteros, se reunieron en el pequeño pueblo rural de Dayton, Tennessee, para presenciar un juicio que conmovió a la nación. El juicio se llevó a cabo del 10-21 de julio de 1925. Duró once días. La gente en todas partes permanecía atenta a sus radios durante el juicio. En todas partes se hablaba del juicio y de los temas centrales de la creación y la evolución. Era el tema de conversación en peluquerías, reuniones sociales, salas de espera y los hogares, y también fue el tema de muchos sermones en aquel tiempo. Este juicio reflejaba una batalla que ha estado ocurriendo a lo largo de los siglos: entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas, entre la verdad absoluta y la verdad relativa. Lo que estaba en juego —independientemente del veredicto— era si la Biblia es la Palabra de Dios, y si se puede confiar en ella. El juicio impactó a la nación y sacó un tema importante a la luz. ¿Debemos creer en la Biblia o en las enseñanzas de la evolución? El enfoque del juicio mismo era si un maestro había violado la ley estatal al enseñar evolución en el aula, pero las creencias opuestas se convirtieron en una conversación nacional.

En la segunda fase del juicio, Clarence Darrow quiso demostrar que la Biblia no era confiable en cuanto a su historia y eventos sobrenaturales. Aunque Bryan era abogado de la fiscalía, en el séptimo día Darrow llamó a Bryan como testigo para ser interrogado, y el juez aceptó. Bryan no se opuso a este desafío, sin duda anticipando que tendría la oportunidad de interrogar más adelante a Darrow. Poco sabía que el día siguiente, el juez declararía que el interrogatorio era irrelevante para el caso, y que debería ser “borrado” del expediente. Debido a esta decisión inesperada, Bryan no tuvo la satisfacción de someter a Darrow a un interrogatorio.

Las dos horas en que Bryan fue interrogado es lo que más se recuerda del caso. Lamentablemente para la causa del creacionismo y el fundamentalismo bíblico, Bryan demostró no estar bien preparado para la interrogación. El profesor Larry Oats da un resumen conciso de las respuestas débiles de Bryan:

La ignorancia confesa de Bryan sobre lo que pasaría físicamente si la tierra realmente se hubiera detenido, qué creían las civilizaciones del mundo, cuántos idiomas había en el mundo, la edad de la tierra o la fecha exacta del diluvio hizo que Bryan pareciera ser demasiado ignorante para argumentar en contra de la evolución. Si bien el fundamentalismo ganó el juicio en el sentido legal, perdió ante los ojos del público. (Oats, Larry R. The Church of the Fundamentalists. Watertown: Maranatha Baptist Press, 2016, p. 79)

Satisfecho con el interrogatorio medio débil de parte de Bryan, Darrow en su astucia se aprovechó de una maniobra legal para impedir que Bryan obtuviera otra oportunidad de expresarse. Según la ley de Tennessee, cuando la defensa renuncia a su derecho a dar un discurso de clausura, la fiscalía pierde ese derecho, por tanto esto impidió que Bryan presentara sus comentarios de clausura. Bryan se había preparado para afirmar que si el jurado llegara a absolver a Scopes, estarían crucificando de nuevo a Cristo, y “si la ley era anulada, habría alegría donde sea que Dios es repudiado, el Salvador escarnizado y la Biblia ridiculizada”. (Bryan, William Jennings. The Last Message of William Jennings Bryan. New York: Fleming H. Revell, 1925, p. 69)

Bryan manifestó que no estuvo bien preparado para el juicio. Aunque era abogado, no había participado en un caso de tribunal en treinta y seis años. Bryan trató de salirse con la suya con respuestas simplistas a preguntas complejas sobre evolución. No fue muy persuasivo. Naturalmente, hay algunos detalles por los cuales tenemos que ir con la Biblia por fe. Sin embargo, hay muchas áreas en las que se puede ofrecer una respuesta bíblica más satisfactoria que las meras respuestas de fe simplistas. Bryan demostró debilidad en esta área y el mundo se aprovechó de esto para retratar a los fundamentalistas como anti intelectuales. Incluso hubo un par de momentos en los que pareció traicionar la causa por la cual había contendido por muchas décadas. Sin embargo, no deberíamos tener esto en contra de Bryan. El hecho de que dijo algunas cosas inconsistentes con los 40 años anteriores en su vejez solo unos días antes de morir no debe ser tomado en contra de él. A pesar de su desempeño débil durante el interrogatorio, debe ser recordado como un héroe de la fe.

El jurado solo tardó nueve minutos en deliberar y declarar culpable a Scopes por enseñar evolución. Bryan murió apenas cinco días de acabar el juicio. En el Cementerio Nacional de Arlington yace una tumba con un epitafio de solo tres palabras: “Mantuvo la fe”. Es la lápida de la tumba de William Jennings Bryan. Murió como había vivido, luchando por la fe. Una estatua grande de Bryan estuvo dentro del congreso de Estados Unidos hasta 2019. Bryan College en Dayton, Tennessee fue nombrado en honor al gigante de la fe William Jennings Bryan.

Se puede leer su artículo “Los fundamentos de la fe cristiana” dentro de la página Los fundamentos de la fe del fundamentalismo bíblico histórico.

 

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