¡Maravilloso Libro!

Maravilloso en su origen. La Biblia fue escrita durante unos mil seiscientos años, en varios países, y en tres idiomas. Tuvo como autores unas 40 personas de muy diversas categorías; reyes, sacerdotes, príncipes, pastores, pescadores, un médico, un cobrador de impuestos, y otros. Y sin embargo todos estos autores a través de tanto tiempo hablan en tal armonía que uno pensaría que se hubieren puesto de acuerdo de antemano en lo que cada uno había de escribir. Hace algunos años novelistas se juntaron para escribir «La Novela de los Cuatro Autores». A pesar de que eran hombres capaces y de cierta fama, el resultado era un fracaso. Llamó muy poca atención por su mérito. No podían concordar sus capacidades en tal forma qué produjera una obra de mérito. No así la Biblia, porque todos los autores escribieron bajo la dirección de Uno.

Maravilloso en su unidad. Empieza con «En el principio, Dios» y termina con una invitación de gracia en nombre de las tres personas de la Trinidad. Desde la primera hasta la última página corren como dos hilos, uno negro y el otro rojo; el uno del pecado del hombre, y el otro del sacrificio ofrecido para redimirle de aquel pecado. Moisés hablando allá en la mañana de la revelación divina, recuerda cuando Dios dijo a la serpiente: «Este (Cristo) te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar». Isaías, escribiendo seiscientos años más tarde, dice: «Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz sobre él: y por su llaga fuimos nosotros curados. Por la rebelión de mi pueblo fue herido». Otros setecientos años más tarde, Pedro escribió: «El cual él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia; por la herida del cual habéis sido sanados».

Maravilloso en su mensaje. La Biblia no halaga la vanidad del hombre, ni lo dice paz, paz, cuando no hay paz. Desde el principio hasta el fin pinta con negro de azabache el pecado del hombre y descubre a él sus terribles consecuencias. Aun cuando dice de uno de sus héroes como David que era un varón según el corazón de Dios, no deja de pintar su terrible pecado en el asunto de la esposa de Urías y de condenarlo con la más fuerte condenación y juicio de Dios. No así escriben los hombres de sus héroes. Pero como decimos arriba, a la par con el hilo negro del pecado del hombre, corre el hilo rojo de su salvación. Es maravilloso que Dios pintara con tanta exactitud el pecado del hombre, y sus inevitables y eternas consecuencias, pero es aún más maravilloso que nos revelara una salvación tan inmerecida como gratuita e infinita. ¡Cuán inescrutables son tus obras, oh Dios! La Biblia, carta de amor de Dios a sus criaturas, destila misericordia y perdón de cada preciosa página.

¡Oh Libro maravilloso en tu mensaje de tierna compasión y de consuelo! ¡Cuántas madres con sus corazones despedazados del dolor por la muerte de sus hijos han encontrado en ti el bálsamo para sus heridas! ¡Cuántos hijos pródigos, volviendo en los trapos y vergüenza de una vida arruinada en el pecado y la disolución han encontrado la paz y el perdón y la nueva vida escuchando tu mensaje de amor! ¡Cuántos viejos, desengañados y amargados de la vida en este mundo, han encontrado en ti el sostén de sus esperanzas y la firme ancla de su fe! Oh Libro que nos llevas a los pies de Uno que murió por nosotros y llamas en tus páginas a la vida eterna; tú nos invitas a la comunión íntima con el Eterno Dios, a nosotros los gusanos de la tierra, criaturas del pecado y criaturas del día.

Maravilloso en su Persona. No en su propia persona porque no la tiene. La Biblia no es un talismán que tiene virtud de sí mismo; no tiene virtud sino como lo tomamos y aplicamos su mensaje a nuestras necesidades, a nuestra vida. Es maravilloso en la persona que retrata. Desde Génesis hasta Revelación es «la revelación de Jesucristo.» Es él el Capitán que guía y salva en el Éxodo de Egipto. Él es quien se prefigura en los sacrificios y símbolos del libro de Levítico. Es él el texto de las más sublimes canciones del Salmista y la elocuencia sin igual de los Profetas. El Nuevo Testamento no es más que su Vida y sus consecuencias para nosotros.

Sí es el más maravilloso libro que el mundo ha visto. Pero no tiene ningún valor salvo cuando es leído, cuando es predicado, cuando sus consejos son aplicados a nosotros, y a nuestros vecinos. ¿Lo has leído? Llévalo a otros también.

La Voz Bautista

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