Contra el alcoholismo

Discurso pronunciado en la Unión de Jóvenes de Ciudad Juárez, Chih., México, en 1919.

La temperancia debe ser el tema de los cristianos. Es un asunto que está a la altura de todos los asuntos religiosos, y, si por alguna cosa nos preocupamos, debemos preocuparnos más en predicar y practicar la temperancia, como la medicina eficaz para acabar con el asqueroso y repugnante vicio del alcoholismo.

Al dar a conocer nuestros pensamientos sobre la temperancia, tendremos que referirnos a la embriaguez y sujetarnos a lo que algunos textos de las Escrituras nos hablan acerca de este vicio y de sus pésimos resultados.

Este asunto no carece de interés, pues la embriaguez, en el tiempo actual tiende a perjudicar no tan sólo a la sociedad sino aun a nuestras iglesias. Por eso al tratar del alcoholismo debemos ser severos y en lugar de hablar acerca de la moderación en las bebidas, debemos predicar la abstinencia total.

El hombre, después de haber pasado por un estado de completa felicidad y tranquilidad, en donde gozaba de delicias y de una real felicidad, ahora ha sufrido un cambio terrible en donde goza de muchas delicias, pero son incomparables a las de su estado primitivo.

De todas las delicias de que el hombre disfruta en la vida humana, y a las que ha recurrido para satisfacer sus tendencias y deseos mundanos, ninguna ha sido tan destructora como la de entregarse a la embriaguez. Aun cuando ésta es una bebida agradable según los que la acostumbran, al fin morderá como serpiente y como basilisco dará dolor. (Prov. 23:32).

La embriaguez, sólo cría en el hombre un apetito innecesario y peligroso; para de esta manera conducirle a la ruina total.

¿Las bebidas y licores fermentados son frutos de la creación? No; es una combinación de ciertas substancias, que los hombres instruidos han hecho por medio de la ciencia, una combinación que los químicos llaman fermentación, de esta resulta una substancia nueva, que se llama alcohol. Esta se compone de carbono hidrógeno y oxígeno en proporción de 13, 52 y 35 partes de ciento.

Esa substancia en su naturaleza, como es manifestada por sus efectos, es un veneno sutil que causa la ruina y muerte del hombre.

¿Qué es el licor? ¿Es una bebida necesaria y útil para las necesidades físicas del cuerpo humano? ¿Es un alimento nutritivo, como lo son las frutas y como lo es el grano?

El alcohol y toda clase de licor no pueden ser nutritivos, porque las substancias que lo forman son insuficientes para la nutrición del sistema humano, y tales substancias son tan diferentes como la son la alegría y pesar, como la son la vida y la muerte. Un líquido no puede ser nutritivo cuando trastorna el cerebro, la mente y el organismo nervioso del hombre. No y mil veces no: Es una bebida destructora que trae la desolación, la ruina y miseria a todo ser humano.

¿Para quién es el ay? para el que se detiene junto al vino; para los que son afectos a las bebidas embriagantes; para estos son las penas, las dolencias, y las quejas, los clamores y las riñas (Prov. 23:29).

¿Todos estos sufrimientos solamente son para los que toman el licor? No, para él, el vicio ha acarreado la aflicción y las penas que asaltan al cuerpo; pero la muerte y la conciencia son el triste patrimonio del borracho; sufre, y con ello hace sufrir a su familia; y la vida que lleva en este mundo es una vida malhadada de miseria, y los ayes son para su esposa, para sus hijos, para sus amigos; y en su frente trae el estigma maldito del réprobo.

¿Qué es el ebrio cuando el licor se ha posesionado de él? Es valiente, rico, fuerte, poderoso; en fin, si se quiere, puede poseer los atributos y cualidades que sólo a Dios pertenecen y decir como el poeta: el mundo es poco para que quepa mi espíritu. El ebrio puede caer en millares de disparates y errores, no sabiendo que es un detractor, un infame, un homicida y víctima de las consecuencias y resultados del alcohol.

¿Qué existe en el hogar de un hombre tomador? la ruina, la aflicción, la angustia, la tristeza, la desnudez, y el llanto.

¡No hay un cuadro tan triste y digno de lástima como el hogar de un hombre tomador!

El vicio del alcoholismo es semejante a una serpiente, porque muerde el cuerpo, lo enferma y lo degenera; enferma la inteligencia, la embota, y llega a poner al hombre en un estado de delirium tremens; muerde el alma, o, más bien, la mata, y esta trae o causa la ruina del hombre porque dice Pablo que el borracho no poseerá el reino de Dios. ¡Esto es terrible!

Hermanos trabajemos por libertar a nuestro pueblo del azote terrible del licor; enseñemos a los niños el peligro y que aborrezcan el vicio del licor, que le tengan miedo como a una serpiente venenosa; así habremos conseguido mucho para el adelanto y progreso de la causa bendita del Señor, en este mundo lleno de tinieblas. Prediquemos más sobre este vicio. Dar la Palabra de Dios es la única ayuda y medicina para esta enfermedad, de la cual se queja nuestro pueblo.

Prediquemos a Cristo, y con la ayuda de él podemos matar a este vicio destructor.

EL BAUTISTA
Publicado originalmente en 1919

 

2 comentarios sobre “Contra el alcoholismo”

  1. yo he vivido ese terrible castigo,yo he perdido,hran parte de mi vida con ese asote.pero solo hay uno que me pudo ayudar es Dios

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