La fe cristiana y el hombre moderno

Por Alfonso Rodríguez Hidalgo, un revisor de la Reina-Valera 1960

En medio de la confusión que vive el mundo moderno, no hay otro camino que volver a la Biblia para leerla y hacerla el motivo constante de nuestro estudio y meditación.

Cada libro de las Sagradas Escrituras fue escrito en una época particular por un individuo que Dios escogió para dar su mensaje divino en un momento dado y bajo las circunstancias especiales de una época determinada. Sin embargo, cada libro de la Biblia tiene un significado actual de valor extraordinario para nosotros en el día de hoy. Aquí es donde reside precisamente la grandeza de la Biblia: Su mensaje, a pesar de haber sido dado hace muchos siglos, es un mensaje contemporáneo que se aplica en forma real y efectiva a las necesidades y problemas morales y espirituales que nosotros confrontamos hoy.

Jesucristo es el centro y el corazón mismo de la Biblia. Por eso la Biblia es diferente a todos los demás libros. Mediante su lectura nos ponemos en comunión directa con el Cristo Crucificado y Resucitado que vive hoy y actúa con poder en la vida de los hombres y los pueblos. Leyendo la Biblia intimamos con el Cristo vivo y todopoderoso que ofrece a todos por igual salvación, libertad y sustento. “Yo soy la puerta”, dice Jesucristo, “el que por mí entrare será salvo y entrará y saldrá y hallará pastos”.

Cristo te ofrece salvación y la salvación de Cristo es integral. Es decir, incluye tanto tu alma como tu cuerpo. Es salvación que tiene realidad para ti aquí y por toda la eternidad. Cristo te salva para que puedas vivir la vida abundante, feliz y victoriosa de los hijos de Dios. Además, la salvación de Cristo tiene sentido y realidad en todos los momentos de la vida, hasta en la hora de la muerte. Propiamente hablando, la muerte no es el fin de la vida, sino el comienzo de una vida mejor, más gloriosa y bienaventurada, en que podremos disfrutar de la dicha y el gozo eterno que Cristo nos ha prometido a todos los que le amamos.

El tema central de la Biblia es esa salvación que Dios te ofrece en Jesucristo. Salvación del pecado y de todas sus consecuencias. La salvación de Cristo hace de ti un ser libre de todo lo que arruina la vida y menoscaba tu felicidad. Nuestro Señor Jesucristo te ofrece libertad del pecado y de todo yugo. De todo vicio y maldad. Esa es la libertad gloriosa del cristianismo frente a los hombres y frente a la vida. Esa es la libertad cristiana que no es anarquía ni amoralismo, porque el amor es el elemento que la controla y el motivo que guía siempre al creyente por el camino del servicio al prójimo.

La libertad cristiana de que nos habla la Biblia incluye libre acceso del hombre a la presencia de Dios, por sí solo o en compañía de sus hermanos en la fe de Jesucristo. Aquí está el principio de la democracia religiosa que ha contribuido considerablemente al desarrollo de las ideas democráticas en el orden político-social. Este es el principio evangélico que se llama comúnmente “Sacerdocio universal del creyente”, que obliga al hombre a pensar por sí solo. La iglesia no piensa por él, sino que pone en sus manos la Biblia para que la lea bajo la dirección del Espíritu Santo y encuentre por sí mismo la respuesta a las cuestiones vitales que le preocupan. Leyendo la Biblia así, se recibe el sustento que da Jesucristo a los suyos y que es sustento material, moral y espiritual a la vez.

Recordamos que en la oración del Padre Nuestro el Señor nos enseña a orar por el pan de cada día. Recordemos también que el Señor sustenta a los suyos moral y espiritualmente en medio de las pruebas y aflicciones de la existencia y los bendice con su paz. “La paz os dejo”, dijo Jesucristo. “Mi paz os doy, no como el mundo la da, yo os la doy”. “No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”.

Considerando la inmensa importancia que tiene la Biblia en el desarrollo de la fe cristiana en el hombre moderno, quisiéramos felicitar ahora de todo corazón a los dirigentes del catolicismo romano que ha organizado esta semana de la Biblia en Barranquilla. Los evangélicos de Colombia y del mundo entero nos regocijamos por este acontecimiento que, entre otras muchas cosas, corrobora y confirma el énfasis desde hace más de cuatro siglos han venido haciendo los cristianos evangélicos en forma entusiasta y devota. La Iglesia evangélica ha puesto siempre la Biblia en manos de los fieles para que cada uno examine por sí mismo las verdades que Dios nos ha revelado en su palabra para nuestro bien y nuestra salvación.

Estamos convencidos de que el mismo Espíritu Santo que inspiró a los escritores de los Libros Sagrados, inspira hoy a todos los que, de manera humilde y con espíritu de oración leen la Biblia para conocer la voluntad de Dios y recibir inspiración y divinos estímulos para vivir la vida cristiana a plenitud. Es por eso que te recomendamos ahora a ti, que nos escuchas en estos momentos, que adquieras una Biblia y comiences enseguida a leerla, pidiéndole a Dios en oración que, con asistencia del Espíritu Santo, llegues tú por medio de la lectura de la Biblia a abrir tu corazón a Cristo y recibir la salvación, la libertad y el sustento que Él te ofrece.

Ruego a Dios que así sea.

Fragmento de una conferencia radial pronunciada en Barranquilla, Colombia, por el eminente maestro cubano.

Certeza. Abril-junio de 1960, págs. 54-55

Esta conferencia radial fue pronunciada en Barranquilla, Colombia el 21 de septiembre de 1959. En esta conferencia el autor felicitó a dirigentes del catolicismo romano por organizar una «semana de la Biblia». En literaturabautista.com no simpatizamos con el movimiento ecuménico. Pero sería útil para lector conocer lo que estaba ocurriendo en el trasfondo. Colombia estaba emergiendo de una amarga persecución de los católicos contra protestantes. Algunos protestantes murieron, otros fueron encarcelados, y varios templos fueron quemados. No sólo hubo un cambio de gobierno en Colombia, sino que la Iglesia Católica en Colombia empezó a implementar una postura más moderada contra protestantes. La semana cuando Rodriguez estaba dando su programa radial coincidió con la semana de la Biblia. A pesar de haber dicho algo positivo acerca de esos cambios y aprovechar de la semana de la Biblia para promover el estudio y lectura de la Biblia, su programa radial fue censurada porque fue considerada una amenaza contra la autoridad de la Iglesia Católica. El sacerdote del área intervino por convencer a la emisora a detener los discursos de Rodriguez programado para continuar en la semana. Citamos de otra fuente

Sin embargo, al día siguiente, un distinguido sacerdote católico-romano visitó las oficinas de la emisora. Pocos momentos después, el gerente avisó a los oficiales de la Iglesia Presbiteriana, que muy a pesar suyo, se veía obligado a cancelar la segunda conferencia, “por circunstancias que todos comprendemos demasiado bien”. Así, en forma arbitraria e inesperada, fue negada la palabra al orador cubano, cuya patria ha sido verdadero símbolo de libertad para sus amigos colombianos. En vista del gran número de llamadas telefónicas sobre el particular, el gerente aclaró el miércoles que el programa había sido cancelado por intervención de ciertos elementos del clero católico romano. («Un discurso que fue considerado ‘peligroso'» La Biblia en América Latina. Octubre-diciembre de 1959, p. 866)

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