El Fundamentalismo y el mañana: la batalla final

Nuestro deseo es que a través de este artículo podamos reforzar el concepto correcto de lo que es el Fundamentalismo; así como señalar de forma honesta algunas de sus debilidades. Yo he orado mucho en cuanto a este artículo; y sinceramente deseo que este bolígrafo que he usado sea más bien un bisturí en vez de un cuchillo. Sin duda alguna, la diferencia que, quiero hacer entre estos dos instrumentos es que: el bisturí es comparado con el buen motivo y un buen principio, en contraste con la insinceridad y vileza del cuchillo. En mi corazón hay un gran deseo por el avivamiento del Fundamentalismo, y necesitamos mantenernos militantes en contra del pecado, del error y de la apostasía, mientras le rogamos al Señor que nos mantenga por Cristo, por la verdad y por la Gloria.

Viendo hacia atrás a los diferentes frentes de batalla donde el Fundamentalismo ha peleado heroicamente, hemos sido inspirados a creer que también saldremos victoriosos en esta presente batalla. Si nosotros identificamos esas batallas que se han librado, nos ayudaría a apreciar todo el trabajo que se ha llevado a cabo así como también nos ayudaría a tener cuidado de nuestros propios errores.

Nada más mencionaremos siete de esos frentes de batalla que se han llevado a efecto en las ocho décadas en las cuales ha sido clara la posición del Fundamentalismo. Y estos frentes son los siguientes: (1) La Fe y el Enemigo, (2) Los Fundamentalistas y los Liberales, (3) El Compañerismo Ecuménico, (4) La Batalla por la Biblia, (5) El Asunto de la Infalibilidad, (6) La Corriente de las Cosas Nuevas y (7) La Necesidad de la Separación.

Primero, tiene que ser recordado que el Fundamentalismo Histórico no empezó con una batalla y un enemigo. El Fundamentalismo histórico comenzó al mismo pie de la cruz, simplemente proclamando y manteniendo un firme evangelio bíblico. Los primeros Fundamentalistas fueron predicadores y evangelistas que iban predicando a Cristo y su Palabra. Otros Fundamentalistas históricos fueron aquellos que se quedaron en los seminarios para enseñar a las nuevas generaciones el glorioso mensaje de sus padres. Estos primeros Fundamentalistas se mantuvieron defendiendo la causa y la Fe en las iglesias bíblicas, seminarios y colegios bíblicos. Estos primeros Fundamentalistas se iniciaron a través de la predicación de la Palabra de Dios en un ambiente aceptable de las instituciones. Ese contexto y ambiente aceptable cambiaron cuando los predicadores, evangelistas y maestros cambiaron su posición original, histórica y fundamental de la Palabra de Dios.

Segundo, cuando ese cambio ocurrió dentro de las mismas líneas de frentes bíblicos en la predicación y en la enseñanza como las universidades de Harvard, Princeton, y demás denominaciones, confraternidades, asociaciones, entonces los históricos Fundamentalistas quienes estaban llevando el glorioso evangelio, ahora también habían sido llamados por el Todopoderoso para llevar la cruz y la espada en contra del enemigo dentro de sus propias líneas.

La realidad es que el primer enemigo fue el liberalismo. Ya hemos hablado de ello antes y a este punto simplemente estamos declarando que este fue el punto cuando ellos entraron a la arena de batalla. Siempre ha sido así. Los primeros enemigos de Cristo fueron aquellos quienes se habían identificado con él. Los judíos, Judas y las denominaciones protestantes, todos estos «conocidos» y «amigos» del Señor siguieron el mismo patrón. Y los Fundamentalistas históricos ya habían sido advertidos por Cristo y por su Palabra cuando viniese la hora cuando de dentro de las mismas líneas de su bando se levantarían enemigos. La batalla sería en contra del liberalismo, una cuyo objetivo sería negar lo sobrenatural de la Biblia. Por supuesto, las enseñanzas liberales sobre la trinidad y la deidad de Cristo fueron las que ocasionaron esto; pero, explícitamente, los liberales negaron lo sobrenatural de la forma escrita ya revelada, la Biblia.

Tercero, ya hemos dicho y por lo tanto concluimos a través de la historia que esta batalla fue primero llevada a cabo en los seminarios y en el campo misionero. Los líderes del sistema universitario cristiano y los solitarios misioneros en el extranjero fueron sobrellevados por sus ambientes respectivos. En el campo cristiano de la educación universitaria apareció la batalla de la insatisfacción educativa; en el campo cristiano extranjero apareció la batalla de una solitaria insatisfacción. En la primera de éstas insatisfacciones (educativa), el causante de ésta fue el intelectualismo; en la última (soledad), el causante fue el individualismo. En la primera insatisfacción (educativa), estaba envuelta la presencia de muchos pensadores; en la última (soledad), estaba envuelta la ausencia de muchos amigos que habían llegado a convertirse en liberales. Por lo tanto, las dos batallas, en casa y en el extranjero, fueron envueltas por este enemigo.

Cuarto, la batalla fue peleada por la Biblia y el lugar de ésta como esencial para la fe cristiana. Vinieron las divisiones dentro de las iglesias denominacionales y seminarios mientras la batalla sobre las palabras de la Biblia se extendió.

Quinto, la batalla se desvió hacia un punto clave en donde se unen la inspiración y la infalibilidad de las Escrituras. Los puntos de vista acerca de la inspiración de las Escrituras llegaron a ser varios, y los puntos de vista de la inspiración verbal y plenaria sufrieron una derrota importante de popularidad. Por supuesto, fue cuestionada la infalibilidad de todas las palabras preciosas que se les habían dado a los escritores escogidos soberanamente; y el hombre, el enemigo, empezó a desglosar el texto y a cuestionar la infalibilidad de las Escrituras. Este fue un sufrimiento muy grande para los santos. Si la misma Palabra de Dios estaba siendo cuestionada, ¿qué otra cosa se iba a mantener firme? Ninguno de los santos, los estudiosos, los predicadores, los evangelistas y demás obreros del Señor se atreverían a reclamar una infalibilidad que habían rechazado en el mismo catolicismo. Pero ir tan lejos como hasta eliminar aquel principio perpetuado por muchos años–la infalibilidad de las Escrituras–significaba que todo estaba perdido. Pero los Fundamentalistas no iban a dejarse conquistar en esta nueva batalla.

Sexto, el frente de batalla cambió aun más cuando en el horizonte apareció la batalla de los Nuevo (Neo). La neología (invención de nuevas voces o términos) iba a traer nuevos resultados: La Neo-ortodoxia, el Neo-evangelicalismo, la Neo-moralidad, el Neopentecostalismo y el carismatismo.

No sospechábamos de este nuevo frente de batalla y estábamos lo menos preparados, como Fundamentalistas, para este tipo de variedades. Esta diversidad era diferente a todas las otras batallas que se había llevado a cabo. El viejo ecumenismo del liberalismo, el cual había negado lo sobrenatural de la Biblia, ahora se iba a alinear o a poner de acuerdo con aquellos que creían en ciertos conceptos super-sobrenaturales de la Biblia. Ahora, ha venido un ejército que ha pervertido la verdad y ha traído un sinnúmero de otras herejías. El carismatismo es la orden del día y está infiltrando tanto las iglesias como los púlpitos evangélicos y Fundamentales. La carisma y el carismatismo están apoyando música antibíblica, así como confraternidades y asociaciones que, sin duda, están trayendo como resultado una nueva definición de lo que se supone debe ser el Fundamentalismo, pero están muy equivocados. El propósito engañoso del pragmatismo (según el cual, para juzgar de la verdad de una doctrina hay que conocer sus efectos prácticos) y la metodología ornamentosa están influenciando a muchos dentro de nuestros círculos para cambiar sus posiciones de ser separatistas militantes para convertirse en unos separatistas suaves y tolerantes.

Séptimo, por todo lo dicho anteriormente, me parece que el último campo de batalla que está librando el Fundamentalismo es la batalla de la separación bíblica. Sí, la separación bíblica ha sido nuestra ortodoxia bíblica más débil. Y existen dos razones importantes para esto: una, muchas veces hemos sido tan inconsistentes con nuestras separaciones que nuestros enemigos nos están acusando, y muchas veces correctamente, de prácticas hipócritas y esquizofrénicas. Dos, muchas veces hemos ido a nuestros púlpitos y hemos «jurado» lealtad a nuestra separación, mientras que en algunas ocasiones, detrás de los bastidores, hemos tenido compañerismo con aquellos a quienes hemos atacado públicamente. También, nuestra definición de lo que es un fundamentalista ha sido bien débil, ya que hemos sido negligentes en nuestra separación hacia el Señor. En un análisis final del último frente de batalla, en esta década algunos abandonarán el fundamentalismo histórico porque ellos han comprometido las preciosas enseñanzas bíblicas de la separación, mientras que otros dejarán de identificarse con los Fundamentalistas porque cederán la precisa doctrina de la separación bíblica casi por completo. A este punto, tenemos que pedir por balance: Si el peligro anterior era un celo incorrecto por la separación, el peligro presente es una indiferencia aunque nos veamos nosotros mismos sin el celo de la separación. El enemigo continúa desarrollándose en la apostasía con nuevas variedades y nuevos énfasis. Tenemos que seguir adelante con el Señor para poder mantener el énfasis correcto de la verdad bíblica que es necesario para enfrentarse a los muchos cambios y tácticas de nuestro enemigo. ¿Regresaremos a la verdadera pelea con amor y con verdad o huiremos del frente de batalla sin ni siquiera desenvainar nuestra espada? Parece que la presente corriente del Fundamentalismo histórico es una de pasividad. ¡Oh, que Dios nos ayude a cada uno de nosotros a cambiar, a través del arrepentimiento, en donde ese cambio sea propio y necesario; y aun así mantenernos sin cambiar, a través de la obediencia, en los asuntos en donde estamos dejando de ser firmes! Si este balance no viene con un avivamiento en nuestros mismos espíritus, no va a haber reposo en nuestra confraternidad como Fundamentalistas.

Si el hombre sabio contendiere con el necio, que se enoje o que se ría, no tendrá reposo. Proverbios 29:9.

El Escudo de la Fe
Septiembre / Octubre 95

 

3 comentarios sobre “El Fundamentalismo y el mañana: la batalla final”

  1. El fundamentalismo está condenado a desaparecer como movimiento. Se ha convertido en una caricatura de lo que era en sus inicios y ha erigido muchos ídolos culturales, le falta amor y tolerancia, le falta humildad y comprensión.
    Yo me considero fundamentalista, pero sólo en el sentido de guardar los fundamentos de la fe cristiana. No queda mucho tiempo, el fundamentalismo debe enmendarse o morir.

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