Fundamentos para cristianos que se enojan

¡Él está tan enojado que no ve lo que hace!

«Mamá, yo no sé, pero creo que Jorge no debe conducir. Yo sé que él acaba de cumplir la edad y que ya lo puede hacer legalmente pero puede matar a alguien de la manera que él conduce cuando está enojado. Acaba de chillar las gomas al salir de casa y casi le da al carro del correo».

«Hija, Jorge se enojó porque tu papá no le dio permiso para ir a la playa con los García este fin de semana. Estoy muy preocupada por él. Él se enoja tanto que no ve lo que hace».

¿Qué pudieran hacer los papás de Jorge por él? Jorge admite que él ve la necesidad de controlar su temperamento. Sin embargo, cuando él hace un esfuerzo para controlarse, algo más sucede que nuevamente le enoja. Y se le hace casi imposible seguir tratando, y ya se dio por vencido.

Si tú eres como Jorge o estás tratando de ayudar a alguien quien es como Jorge, tú necesitas entender algunos principios sobre las causas y las soluciones al problema del enojo.

Descripciones del enojo en una sola palabra

En primer lugar, en sí, el enojo es una fuerte emoción de DISGUSTO. Cada día hay muchas cosas que suceden y que nos desagradan – la correa del zapato se nos rompe, nuestro hijo pierde nuevamente el dinero del almuerzo, el carro nos deja a pie, nuestro jefe niega a aceptar lo que le proponemos – y la lista sigue.

Todos experimentamos cosas así a menudo y por lo general no reaccionamos con enojo a menos que la circunstancia nos desagrade mucho. Nosotros expresamos GRAN DESAGRADO cuando aquello que nos sucedió le hemos dado GRAN SIGNIFICADO. Para nosotros algo llega a ser importante cuando algo sucede repetidas veces – nuestro hijo pierde el dinero del almuerzo OTRA VEZ – o también, cuando el suceso envuelve algo muy importante para nosotros -como conseguir la aprobación de nuestro jefe en algo que le proponemos. Así que, cuando somos GRANDEMENTE DISGUSTADOS, por la razón que sea, nos enojamos.

En segundo lugar, el enojo es una declaración de DEMANDA. En otras palabras, sentimos que el hecho que nos desagrada tiene que ser corregido antes de que nos consideremos satisfechos.

En tercer lugar, el enojo es DESTRUCTOR de aquello que nos disgusta (el suceso o la persona). Es una emoción que demanda un cambio. La persona enojada dice (muchas veces con una cara colorada, tirando puertas e incoherente al caminar), «yo estoy muy disgustado y estoy demandando que las cosas cambien».

Ahora bien, hasta este momento, nada de lo mencionado tiene que necesariamente ser pecado, excepto lo de tirar las puertas por causa del enojo. Recordemos que nuestro Señor estaba MUY DISGUSTADO cuando él encontró a los cambistas de dinero en el templo (Marcos 11:15-19). El demandó que la casa de su Padre fuese usada para adorar y no para negocio. Además fue más allá, y destruyó el negocio de los mercaderes, quienes estaban violando el propósito de su Padre.

Aquí encontramos un principio muy importante. El enojo puede ser bueno, cuando el DISGUSTO está de acuerdo con las mismas cosas que le desagradan a Dios, cuando el enojo hace las mismas DEMANDAS que Dios hace y cuando el enojo DESTRUYE las mismas cosas a las cuales Dios se opone. Sin embargo, la mayoría de nuestro enojo es pecaminoso porque estamos preocupados por nuestros propios intereses y no por los de Dios.

Existe un cuarto elemento en el enojo y este elemento solamente está presente en el enojo pecaminoso del hombre. Este elemento es la FALSEDAD o la DISTORSION de las cosas. La mamá de Jorge estaba en lo correcto cuando dijo: «Jorge se enoja tanto que no ve lo que hace». El enojo pecaminoso nunca permite ver las cosas como Dios las ve, y por lo tanto, el enojo incorrecto llega a conclusiones incorrectas y responde de una manera negativa.

TRES CAUSAS COMUNES DEL ENOJO

En Números 2:1-13 tenemos un recuento detallado de un hombre enojado. Ese hombre fue Moisés. Primero, él se enojó porque estaba FRUSTRADO. Entendamos que la frustración es el resultado de una actitud defensiva cuando nuestras metas son impedidas de ser llevadas a cabo. Francamente, Moisés le había tolerado al pueblo muchos lloriqueos y quejas por muchos años, y estaba cansado del espíritu carnal de ellos.

Entendamos también que él estaba DOLIDO. Los Israelitas le estaban acusando de haberlos llevado al desierto para matarlos, cuando la verdad es que Moisés fue quien les había librado de la ira de Dios (Éxodo 32:7-14), estando dispuesto hasta dar su propia vida por ellos. Si Moisés realmente hubiese querido el mal para ellos, él hubiera permitido que Dios les hubiese destruido (matado) en aquella ocasión. Y naturalmente, las acusaciones le dolían.

En tercer lugar, es muy probable que Moisés tenía MIEDO. Recordamos que la última vez cuando al pueblo de Israel le hizo falta el agua, el pueblo vino a Moisés para matarle (Éxodo 17:1-4).

Todos estos elementos (FRUSTRACIÓN, DOLOR Y MIEDO) nos desagradan. A ninguno de nosotros nos gusta que nos lleven la contraria en alguna de nuestras metas. Nos disgustamos cuando alguien nos causa dolor y evadimos las situaciones cuando se nos pone en alguna situación de peligro. Y cuando experimentamos gran desagrado por causa de alguno de estos tres elementos, nos enojamos.

CUATRO DISTORCIONES O FALSEDADES CAUSADAS POR EL ENOJO

Como vimos al principio, el enojo maligno o pecaminoso siempre distorsiona o tuerce las cosas. En el caso de Moisés, su enojo torció su conversación (Números 20:10). De hecho él dijo: «Hasta tenemos que sacar el agua para ustedes?» Aquí el habló sarcásticamente. El sarcasmo resulta cuando se toma en poco a otra persona. La palabra SARCASMO viene de la raíz griega SARX que significa CARNE. Así es que SARCASMO significa RASGAR CARNE. Y esto bien puede ser incluido en lo que el apóstol califica como «palabra corrompida» (Efesios 4:29-30) y que contrista el Espíritu Santo de Dios. Dios nos dice en Salmos 106:32-33 que a El no le gustó la manera en que Moisés le habló a la gente en su enojo. Y como en el caso de Moisés, nuestro enojo primero se da a conocer en nuestra manera de hablar.

El enojo tuerce el pensamiento del mismo hombre. El hombre piensa que la manera correcta de ver las cosas es como él las hace y las ve. En otras palabras, él le da mucha más importancia al concepto que él tiene de sí mismo (Romanos 12:3).

También, el enojo tuerce el conocimiento que se tiene sobre los demás. Se toma en menos a los demás cuando se usa el sarcasmo. La gente destruye solamente aquellas cosas que no tienen valor. Nosotros tiramos la basura porque ya no tiene un uso para nosotros. Un individuo enojado pone en menos a las demás personas porque éstas ya no tienen valor para él. Su enojo muestra nada más la preocupación por sí mismo y su desprecio por los demás.

Y en último lugar, la ira de Moisés muestra como los mandamientos de Dios pueden ser fácilmente torcidos. Moisés no llevó a cabo lo que Dios le había mandado; ÉL ESTABA TAN ENOJADO QUE EL NO VIO LO QUE HACÍA; en vez de llevar a cabo el mandamiento sencillo de Dios de hablarle a la roca, él la golpeó con enojo.

EXPRESIONES DEL ENOJO

No todas las personas expresan el enojo de la misma manera. Vemos que la ira de Jorge era bastante evidente.  Él hizo chillar la gomas del auto cuando salió de su casa y cuando se enojaba se desesperaba. Por el otro lado, otras personas guardan sus sentimientos de disgusto o desagrado dentro de sí mismos y le causan gran destrucción y daño a sus propios cuerpos. Podemos decir que esas personas se cierran y no dejan que el enojo salga.

Mientras que cuando una persona se cierra y no deja salir el enojo, no es tan destructivo para otras personas, sí trae destrucción para la persona que está enojada. Recordemos que, a menos que la energía del enojo sea concentrada en las cosas correctas (aquellas contra las cuales Dios se enoja) y por las razones correctas (la reputación y los derechos de Dios), a menos que este sea el caso, de otra manera estaremos enfrentándonos a un enojo pecaminoso. El enojo maligno o pecaminoso es incorrecto ya sea expresado externamente o experimentado internamente. Esa energía que produce el enojo pecaminoso será destructiva para algo o para alguien.

Por esto, concluimos que la solución no es el llegar a ser buenos en cómo controlar y cuándo controlar cuando queremos estallar de enojo. La solución es: OBTENER LA PERSPECTIVA DE DIOS SOBRE LAS COSAS QUE NOS DESAGRADAN O NOS DISGUSTAN.

Las cosas que desagradan a Dios debieran desagradarnos a nosotros. Si lo que nos hizo enojar a nosotros no hace enojar a Dios, entonces debemos renovar nuestras mentes pensando como Dios piensa para que también a nosotros no nos haga enojar. Recordemos, que nosotros no solamente debiéramos aprender a controlar nuestra ira, sino que debiéramos obtener la perspectiva de Dios sobre las cosas que nos hacen enojar para poder responder de la manera que Dios responde o reacciona. Para que tú puedas cambiar tu perspectiva, tú tienes que ser transformado (cambiado) «por medio de la renovación de vuestro entendimiento» (Romanos 12:2).

EL CORAZÓN DEL PROBLEMA

¿Notaron ustedes en el recuento sobre el enojo de Moisés en Números 20:1-12, que Dios no le llamó la atención a Moisés por su enojo? Cuando Dios reprendió a Moisés, DIOS LE REPRENDIÓ POR SU INCREDULIDAD. Dios le dijo: «Por cuando no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel». Santificar a Dios significa «el poner aparte a Dios como algo especial».

¿No es esto interesante? Dios nos está mostrando que las causas del enojo son la incredulidad y la falta de considerar a Dios como lo más importante en nuestras vidas. Dios le dijo a Moisés, «Moisés, ¿tú no te has puesto a pensar sobre esta situación? ¿Tú no crees que yo estoy envuelto en todo esto? Te has adelantado y has tratado este problema a tu manera en vez de usar la oportunidad para mostrarle al pueblo mi poder y cómo yo resuelvo sus problemas. Pero ahora, por tus acciones, este pueblo no me ha tomado en cuenta en nada. Todo lo que ellos han visto es el estallido de tus emociones y tu desobediencia.

Nosotros sabemos que Moisés sabía lo que tenía que hacer ante este problema. La última vez que el pueblo se había quedado sin agua (Éxodo 17:2), cuando el pueblo de Israel vino a él, él le dijo a la gente, «¿por qué altercáis conmigo?» El disgusto de ustedes es con Dios. Y puesto que él es la solución de sus problemas, «¿por qué tentáis a Jehová?» En esta ocasión, Moisés vio la situación correctamente. Él pudo usar el problema de la falta de agua para mostrarles los defectos de la vida espiritual de ellos y demostrarles que Dios era la única esperanza que tenían. De hecho, en aquella ocasión Moisés le hizo ver al pueblo que la murmuración de ellos era el resultado de la incredulidad y la rebelión de ellos (Éxodo 17:7).

Amigo lector, entiende que el obstáculo más grande en tratar el problema del enojo es tu incredulidad en que Dios puede solucionar tus problemas. Cuando estamos enojados, nuestra posición parece ser muy justificable y también nuestra perspectiva parece ser la correcta, PERO NUESTRO ORGULLO ES EL CORAZÓN DEL ENOJO PECAMINOSO.

Déjame decirte que probablemente vas a reaccionar de una de estas dos maneras a lo que acabas de leer. Vas a sentir cierto alivio al saber que hay solución para empezar a dejar el enojo y vas a enfrentar tu problema de la manera que Dios quiere. O, por el otro lado, la otra manera es que tu orgullo va a reaccionar fuertemente a lo que has leído y te vas a sentir molesto (hasta enojado) sabiendo que tú eres quien tiene que cambiar algo en tu vida. Si tomas esta última posición, vas a continuar enfocándote en los hechos y en las otras personas, insistiendo que son ellos los que necesitan cambiar. Y es precisamente esa terquedad, y no otra cosa, la que te mantendrá como esclavo del pecado del enojo. Pero hay esperanza para ti si estás dispuesto o dispuesta a enfrentar la situación de una manera bíblica y permites que Dios te cambie a través de su Palabra.

¿POR DÓNDE EMPIEZO?

Primero, tienes que identificar cuales son las cosas o personas que hacen que te disgustes grandemente, ¿recuerdas las causas del enojo?

Puedes empezar enlistando algunos eventos, circunstancias y personas en tu vida que consideras como una de las causas del enojo:

1. Haz una lista de las cosas (tanto  en el pasado como en el presente) que te FRUSTRAN.
2. Haz una lista de las cosas (tanto en el pasado como en el presente) que te OFENDEN (herir emocionalmente).
3. Haz una lista de las cosas (tanto en el pasado como en el presente) que te hacen tener MIEDO, porque te ponen en una situación difícil.

¿Y AHORA QUÉ HAGO?

Como ya dijimos anteriormente, el tratar de resolver el problema del enojo bíblicamente requiere que se obtenga la opinión de Dios o la perspectiva de Dios en cada uno de los problemas específicos que enlistaste bajo las tres causas comunes del enojo. «La renovación de vuestro entendimiento» es una parte importante dentro de cualquier cambio bíblico en nuestras vidas (ver Romanos 12:2; Efesios 4:22-24; Colosenses 3:8-10 y Santiago 1:21-22). No habrá ningún cambio en nuestras vidas si meramente nos damos cuenta en qué área necesitamos cambiar y luego decimos que trataremos de hacer «lo mejor que podamos» en el futuro. NINGÚN CAMBIO PERMANENTE SE LLEVA A CABO SIN LA MEDITACIÓN EN LAS ESCRITURAS Y LA DEPENDENCIA COMPLETA EN DIOS PARA HACER LO QUE ÉL MANDA.

Por ejemplo, para obtener la perspectiva de Dios sobre aquellas cosas que nos FRUSTRAN, significa que debemos aceptar el control supremo de Dios, aprendiendo lo que él nos enseña cómo podemos tener contentamiento y es muy probable que parte de nuestro problema tiene que ver con el egoísmo.

Para solucionar el problema de aquellas cosas que nos HIEREN o que nos OFENDEN, necesitamos aprender la perspectiva que Dios tiene sobre el sufrimiento, las penalidades (ver los Salmos, II de Corintios, I y II de Pedro y el libro de Santiago). También puede darse el caso que tengamos que perdonar a alguien y que aprendamos a pagar bien por mal (Romanos 12:14-21).

Para tratar con el MIEDO en nuestras vidas, necesitamos permitir que nuestro Dios tenga un control soberano y amoroso en nuestras vidas. I de Juan 4:18 nos enseña que para enfrentarnos a nuestros temores, es de suma importancia que entendamos el perfecto amor de Dios hacia nosotros. El estudiar a grandes hombres de Dios como Abraham, José, Daniel, David, Pablo y otros, es decisivo para obtener la perspectiva bíblica que debemos tener hacia el temor.

Dios nos recuerda en I Corintios 10:13 que ningún problema es imposible de tratar. Otros lo han hecho y tú puedes hacerlo también. Con la ayuda de Dios, Jorge puede cambiar su enojo y coraje, así como cualquiera de nosotros, si estamos dispuestos a ver la vida desde el punto de vista de Dios.

El Escudo de la Fe Julio / Agosto 97

7 comentarios sobre “Fundamentos para cristianos que se enojan”

  1. me agrado y es de gran bendición este fundamento, de hecho era lo que andaba buscando a la luz de la palabra de Dios, gracias a Dios por su trabajo y servicio que sigan habiendo muchos lectores que lleven a cabo lo escrito.

  2. Le doy Gracias a Dios por que Él esta resolviendo los conflictos de mi carácter, sentí la necesidad de cambiar pero no pude cambiar sola, es el Espíritu de Dios quien a trabajo en mi. he puesto mi vida completa en Él y yo se que que seguirá actuando en mi.
    Gracias por el artículo me fundamenta completamente en la fe.

  3. Muchas gracias por este artículo ah sido de mucha bendición gracias porque ahora se que debo de cambiar mi forma de ser y que Dios tiene el poder para todo Dios les bendiga!

  4. Gracias por este mensaje, comprendí que la manera en que debo manejar el enojo, es cambiando la perspectiva que tengo hacia el problema, sólo debo enfocarme en como las cosas la ve Dios y la perspectiva que tiene Dios sobre ese problema

  5. Este libro (el cristiano y controlando su Ira por Pastor David Cox) es para ayudar a los hermanos con su ira. A la verdad, Dios no está en el enojarse y ventilarse atacando a otra gente. Dios quiere que mantenemos control. Cuando uno debe enojarse (contra pecado y falsa doctrina) casi nunca hacemos esto. Cuando no debemos hacerlo, esto es cuando lo hacemos. Por ejemplo Jesús ni se enojó con la tortura que le hicieron ni abrió su boca. Este libro va a pasar por unos principios útiles para controlarse cuando uno se enoja.

    Capítulo 1 ¿Qué es el pecado del enojo?
    Capítulo 2 ¿Cuándo no es pecado el enojarse?
    Capítulo 3 ¿Cómo nos afecta el enojo?
    Capítulo 4 ¿Cómo dominamos y controlamos nuestro enojo?
    Capítulo 5. El amor como el cimiento para la salvación.
    Capítulo 6. El perdón está en contra de la venganza.

    http://www.davidcoxlibros.com/producto/controlando-ira-v2/

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