“Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo” (II Corintios 6:1-10).
Por ningún lado en la Biblia he encontrado una lista más amplia de las cualidades que un siervo del Señor debe tener. Estos están nombrados en tres grupos. En estos versículos encontramos no únicamente las cualidades sino también lo que sirve para formar las cualidades en nosotros. Las cosas que sirven para formar las buenas cualidades en nuestra vida están nombrados en los versículos 4-5. Después están nombradas las cosas que deben caracterizar nuestra manera de vivir. Estos están en los versículos 6-10. Los versículos 11-18 nos dan consejos en cuanto a las relaciones que debemos tener para con los demás creyentes y con los incrédulos. Nos conviene estudiar bien esta porción a menudo y preguntarnos, ¿dónde estoy fallando? No únicamente somos “colaboradores”, como dice en el versículo uno, sino también el versículo cuatro dice que somos “ministros de Dios”. No tiene que pensar que un ministro es un profesional religioso. La palabra significa siervo, no más. Por eso, todos están incluidos. Debemos tomarlo como un honor trabajar para Dios. Hay requisitos para los que trabajan con él. El Apóstol Pablo puso un buen ejemplo para nosotros. La formación de carácter a veces es dolorosa e incómoda. Es el precio que pagamos por lo bueno que resulta. En parte, su fruto es la paciencia. Lo que sigue en los versículos 4-5 es una lista de pruebas. Paciencia no es una prueba. Es más bien el fruto de pruebas.
Tribulaciones
La tribulación viene de muchas maneras. Siempre sirve para fortalecernos para enfrentarnos con las exigencias de la vida.
Necesidades
A simple vista, esto parece ser una contradicción de Filipenses 4:19 pero tenemos que saber que Dios sabe más bien lo que son nuestras necesidades. Nosotros queremos estar siempre lo más contentos pero, quizás Dios quiere producir algo en nosotros que se desarrolla más bien a través de la escasez. Las necesidades nos obligan a mirar a la poderosa y bondadosa mano de Dios para la provisión de nuestras necesidades.
Angustias
Estos son experiencias que nos dejan en un callejón sin salida. A veces Dios nos deja por algunos años en el callejón. Mientras tanto está desarrollando un espíritu dulce de sumisión a la voluntad de Dios.
Azotes
Estas son pruebas que son infligidas por otros seres queridos. Puede ser en forma de palabras ásperas, desprecio o abuso. Pueden ser físicas como golpes de un látigo. Los creyentes primitivos sabían lo que era quedar con carne viva en su espalda por los latigazos. Así la multiforme gracia de Dios brilla en toda su esplendidez en contraste a la brutalidad del hombre pagano.
Cárceles
No es una desgracia estar encarcelado si es por hacer la voluntad de Dios. Muchos de los héroes de la fe recibieron una parte de su adiestramiento en la cárcel. El Apóstol Pablo sabía lo que era estar encarcelado.
Tumultos
Esto es la violencia de una multitud incitada por religiosos fanáticos. Ellos muchas veces tratan de callar a los que predican el evangelio por incitar un tumulto.
Trabajos
Un pastor no debe tener vergüenza si tiene que trabajar en un trabajo secular mientras que está sirviendo al Señor. Mira a lo que el Apóstol Pablo hizo en la obra del Señor mientras que hacía carpas.
Desvelos
Estos son noches sin dormir. A veces el bienestar de otros exige que sacrifiquemos una noche de descanso. La carne protesta cuando es así pero el espíritu debe triunfar. Aquel que da prioridad a la comodidad no sirve como un siervo del Señor.
Ayunos
No se sabe si Pablo tenía en mente los ayunos voluntarios o los obligatorios. Desde que está incluido en una lista de pruebas, a mí me parece que es más probable que él hablaba de los tiempos cuando él tenía que sacrificar comidas. Había tiempos cuando Pablo estaba viajando y no había restaurantes en el camino. Lo que vas a comer, o aun si vas a comer, no debe figurar en tu decisión de emprender algo por Dios. Ahora empezamos la lista de las cosas que deben caracterizar nuestra manera de vivir. Empezamos con:
Pureza
La pureza está nombrada antes de la ciencia porque lo que un hombre es, vale más que lo que él sabe. Hay los que tienen una educación excelente pero están eliminados por su obscena manera de vivir. El que trae vergüenza sobre el nombre de Dios no merece ser nombrado como uno de sus siervos.
Ciencia
Hay un dicho viejo entre los griegos que dice; “El principio de la ciencia es el conocimiento de la ignorancia”. El conocimiento de la vergüenza y pobreza que resultan de la ignorancia debe motivarnos a estudiar. En este sentido, la ciencia tiene que ver con conocimiento de verdades espirituales. Este conocimiento nos capacita a vivir con prudencia y éxito, no importa el oficio que tengamos. Hay los que tienen mucho conocimiento de lo que está pasando en el mundo pero, a su vez, tienen una gran ignorancia de la Biblia.
Longanimidad
Esto es la habilidad a quedarse fiel aunque parece que estamos olvidados y no apreciados. Es ser cortés aun cuando estamos criticados injustamente. Es esperar estar vindicado cuando la verdad es conocida por los demás.
Bondad
La bondad derrite el hielo de la indiferencia. Es la mejor introducción que podemos dar a nuestro mensaje. Es lo que gana el respeto y confianza de los demás. Es lo que resulta de poner por obra el mandato de Jesús cuando él dijo; “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12).
En el Espíritu Santo
Esto no significa usar el Espíritu Santo para justificar nuestras acciones. A menudo escuchamos a alguien decir, “El Espíritu Santo me dijo….” Es más bien estar entregados a Dios y ser usado por el Espíritu Santo. El que está entregado a Dios y lleno del Espíritu manifestará los frutos del Espíritu que están nombrados en Gálatas 5:22-23. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.
Amor sincero
La Biblia habla de amor no fingido. Damos un shock emocional a la gente cuando ellos se dan cuenta de que nuestro amor no es sincero. Somos falsos. El que tiene amor sincero quedará al lado de un amigo aun cuando él pierde su salud o sus bienes materiales.
En palabra de verdad
Es nuestro deber decir la verdad. Esto debe ser lo que caracteriza el siervo del Señor. El ser mentiroso es ser como Satanás. Juan 8:44 dice, “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”.
En poder de Dios
El poder de Dios en la naturaleza es impresionante. ¿Ha pensado del poder solar? Ya hace miles de años que el sol sigue brillando con la misma intensidad. ¿Cómo es que su potencia no disminuye con el correr del tiempo? Recién leí de científicos que están estudiando maneras de aprovechar del poder de las olas del mar. En este versículo Pablo está hablando del poder de Dios actuando en nosotros. En Filipenses 4:13 Pablo escribió “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Con armas de justicia
Tiene que ser “a diestra y a siniestra”. En la mano derecha debemos tener nuestra arma de defensa que es la espada, o sea, la Palabra de Dios. En la izquierda tenemos la coraza de justicia que es nuestra defensa. El creyente tiene que enfrentarse con tres poderosos enemigos. Son el mundo, la carne y Satanás. Dios ha provisto armamentos para los tres. Para resistir las tentaciones que vienen del mundo hay el arma de justicia que está nombrado aquí. Para la carne tenemos “las armas de la luz” según Romanos 13:12. Para Satanás tenemos la armadura de Dios que se encuentra en Efesios 6:13-17.