¿Cómo debemos tratar con la sanidad divina?

Yo creo en lo que la Palabra de Dios dice sobre la sanidad divina. No creo en lo que se llama “sanadores divinos”. La razón por este artículo es la de fortalecer y proteger el querido pueblo de Dios.

Lo que afirman los “sanadores divinos”

Con algunas excepciones, por regla general los sanadores afirman lo siguiente:

  • La sanidad divina está incluida en la redención igual que la salvación. Cristo llevó nuestras enfermedades junto con nuestros pecados cuando el murió en la cruz.
  • La redención del cuerpo es física y para la vida terrenal. Ellos preguntan, “¿Por qué esperar hasta que lleguemos a los cielos para tener un cuerpo sano?
  • Dios es “Jehová-Rafa” (Dios nuestro sanador) tanto que es nuestro Salvador.
  • Siempre es la voluntad de Dios sanar el cuerpo de sus hijos. Un Dios de amor no va a dejarnos sufrir.
  • La sanidad depende de la fe del enfermo. Si uno no es sanado, es por causa de pecado o por la falta de fe.
  • La enfermedad siempre es por causa del pecado y es de Satanás.
  • El ministerio de Cristo en sanar extiende hasta el día de hoy y el poder y plan de hacer milagros, dado a los apóstoles, es el poder y plan para la iglesia en el día de hoy.

Lo que dice la Biblia sobre el tema de la sanidad divina

¿Se incluye la sanidad física en la redención? La sanidad está en la redención en el sentido de que toda la provisión de Dios para el creyente es posible a través de la cruz. Sin embargo, no se puede afirmar que la sanidad del cuerpo está en la redención en el mismo sentido que la salvación del alma.

El afirmar que la sanidad del cuerpo es necesario porque está en la redención exigiría también la liberación de la muerte. Sin embargo, la muerte todavía está con nosotros. “Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte” (I Corintios 15:26).

La Biblia enseña que la redención del cuerpo queda en el futuro para el creyente. Romanos 8:23 dice “…esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”. También Filipenses 3:20-21 dice, “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a si mismo todas las cosas”. La liberación del dolor físico también es futuro. “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4).

Casi siempre los que enseñan que la sanidad está en la redención acudan a Mateo 8:16-17. Estos versículos afirman que la salud del cuerpo es nuestro tanto como la salvación espiritual. Debemos notar que en estos versículos la cruz no está claramente en vista. Este evento sucedió antes de la muerte de Cristo. Capernaum no es calvario. Cuando Cristo sanó en el versículo 16 no llevó vicariosamente las enfermedades que sanó. (El verbo en griego no tiene este sentido. Es más bien una identificación simpática como la palabra se usa en Gálatas 6:2 y Romanos 15:1). Hay mucho manipulado en las Escrituras para afirmar que Cristo llevó nuestras enfermedades en la cruz. Las frases, “Y por sus llagas fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5) y “por cuya herida fuisteis sanados (I Pedro 2:24) han llegados a ser el tema principal de los sanadores divinos.

En Isaías 53 y I Pedro 2 el contexto aclara que la sanidad se trata de la sanidad de los malos resultados del pecado. Ambas porciones usan la figura de la oveja que se descarrió. Isaías 53:5 dice que él fue herido por nuestras rebeliones. Nos rebelamos por voluntad, pero nadie se enferma por su propia voluntad.

También en el Salmo 103:1-5 llegamos a la misma conclusión. David no hablaba a su cuerpo sino a su alma. No es buena interpretación sacar una frase de su contexto para apoyar una teoría.

¿Es la sanidad el ministerio de la iglesia en el día de hoy?

La contestación a la pregunta es sí y no. Por supuesto es la voluntad de Dios que oremos por los enfermos. Con la misma seguridad estoy convencido que la iglesia no debe tener campañas de sanidad.

Una interpretación cuidadosa de Santiago 5:13-16 manifiesta que a veces debemos aguantar el sufrimiento con paciencia y a veces puede ser aliviado por la oración. Este capítulo dice “Tened también paciencia hermanos…tomad como ejemplo de aflicción…la paciencia de Job (versículos 8, 10, 11). Dado que hace mención de Job, debe ser que se trata del sufrimiento físico. Los ancianos deben orar y también el enfermo. La oración de fe siempre debe tomar en cuenta las palabras “conforme a su voluntad” (I Juan 5:14).

La unción con aceite más probable no se trata de medicina. Es más bien un símbolo del Espíritu Santo. Es parecido al bautismo que es un símbolo externo de una realidad interna.

Debemos notar que esta porción no enseña que cada enfermedad es el resultado del pecado. A veces, sí. Tampoco enseña que Dios prohíbe el uso de remedios. Esta porción tampoco hace provisión en campañas de sanidad. Es un asunto personal que debemos hacer en privado y no en público. El enfermo tiene que llamar los ancianos. Los que afirman que el ministerio de la iglesia es igual a lo de los apóstoles en Mateo 10 no pueden duplicar sus obras; levantar a los muertos, por ejemplo.

Muy a menudo el mandato que se encuentra en Marcos 16:15-18 es citado para enseñar que la sanidad está incluida en la redención. Hay comentarios de confianza que dicen que estas señales (vea también I Corintios 12:9-11 y 27-31) fueron pasajeros para establecer el evangelio. Una vez que el evangelio fue confirmado estas señales no fueron usadas más.

De dos cosas tengo plena seguridad. (1. Estas señales no fueron practicadas por todos los creyentes. (I Corintios 12:28). (2. Fueron señales para testificar a la misión divina de la iglesia y no para confirmar la fe de alguien en particular. El Dr. Gaebelein ha notado, en cuanto a este problema, “Está declarado claramente que milagros se manifestarán en la edad venidera (Hebreos 6:5). La edad presente no se caracteriza por milagros. Fueron puestos en la iglesia en el principio por señales a los que creen (I Corintios 12:28, 4:22). No están incluidos entre los dones permanentes que han de permanecer hasta la edad presente ha cumplido su propósito (Efesios 4:1-6)”.

¿Es el pecado y Satanás la única causa de las enfermedades?

¿Es la enfermedad una manifestación de pecado o es sinónimo con el pecado? La Biblia enseña claramente que a veces la enfermedad es el resultado de pecado y de Satanás. Satanás es capaz de causar enfermedades (Job 2:1-10, Lucas 13:10-16). A su ves, la Biblia enseña que a veces la enfermedad no es el resultado de pecado (Juan 9:1-3). El Señor dijo a sus discípulos, “No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiestan en él”.

No es lógico afirmar que la enfermedad y el pecado son sinónimos. Pecamos por voluntad, pero nadie se enferma por voluntad propia. Estoy de acuerdo en que toda la enfermedad es el resultado del pecado de Adán, pero no toda enfermedad es el resultado del pecado del creyente. Nos conviene preguntar ¿qué de la enfermedad y muerte de las criaturas?

Otra buena pregunta es, ¿es posible que alguien ande bien con Dios, pero a la vez estar enfermo? La contestación debe ser obvia por tomar en cuenta lo que sucedió con dos buenos siervos de Dios. “Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió” (II Reyes 13:14). El Apóstol Pablo dijo, “me fue dado un aguijón en mi carne” (II Corintios 12:7).

¿Es la sanidad siempre la voluntad de Dios?

Los que promueven el movimiento de la sanidad son inflexibles en afirmar que siempre es la voluntad de Dios de sanar a los enfermos. Su razón por decirlo es que Dios es un Dios de amor. Pero no fue la voluntad de Dios sanar al apóstol Pablo (II Corintios 12:7, ni Timoteo (I Timoteo 5:23, ni Trófimo (II Timoteo 4:20), ni Lázaro (Juan 11), ni Epafrodito (Filipenses 2:25-27). I Pedro 4:19 es muy significativo. “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien”. Lea también I Pedro 3:17, Filipenses 1:29 y Romanos 8:18.

Un estudio cuidadoso de todas las citas bíblicas en el Nuevo Testamento sobre la voluntad de Dios manifestará que la liberación del sufrimiento físico nunca está incluida (I Juan 6:40, Gálatas 1:4, Colosenses 4:12, I Tesalonicenses 4:3, 5:18, I Pedro 4:19).

¿Es la sanidad bíblica un asunto de fe?

Los que practican la sanidad divina afirman que si uno no es sanado es por su falta de fe. Esta enseñanza deja desilusionado a los que no son sanados. Llega a ser una doctrina de desesperación.

Los milagros de sanidad de Cristo y los apóstoles, a menudo, sucedieron aunque el enfermo no tenía fe. Lo vemos en las siguientes ocasiones. En Mateo 12:10-13 Jesús sanó a un hombre que tenía seca una mano. En Juan 5:5-13 Jesús sanó a un hombre. Después, cuando le preguntaron, “¿quién te sanó?” él no sabía quién era. Otro ejemplo es el hombre ciego en Juan 9:11, 17, 25, 36. El tampoco conocía a Cristo.

¿Hace falta el uso de remedios si tenemos fe en Dios?

¿Está mal ir al médico? ¿Está mal tomar remedios? A través de la Biblia se puede probar que la sanidad viene a veces a través de remedios y a veces sin remedios. En II Reyes 20:7 Isaías mandó al rey Ezequías a poner una masa de higos sobre su llaga y fue sanado. El Apóstol Pablo aconsejó a Timoteo a tomar vino por su enfermedad de estómago (I Timoteo 5:23). Lucas fue conocido como “el médico amado” (Colosenses 4:14). Nuestro Señor Jesús reconoció el lugar de los médicos cuando dijo “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Mateo 9:12).

Algunos citan II Crónicas 16:12 que dice que Asa, en su enfermedad, no buscó al Señor sino a los médicos. Si leemos el contexto, sabremos que Asa estaba apartado del Señor. El no murió porque buscó a los médicos, sino porque dio las espaldas a Dios. Además, muchos comentarios dicen que “los médicos” se trataron de curanderos que usaron amuletos mágicos y exorcismos supersticiosos.

¿Qué es la causa de la enfermedad?

La contestación a esta pegunta es básica a un claro entendimiento del asunto de la sanidad. La enfermedad puede resultar de una de las siguientes causas:

  1. Negligencia de las leyes de Dios. Israel escapó de las enfermedades de las naciones en su alrededor por su fiel obediencia a las leyes dietéticas y higiénicas en la Palabra de Dios.
  2. Pecado y Satanás pueden causar enfermedades. Mateo 4:24 hace distinción entre los afligidos por diversas enfermedades y los atormentados por demonios.
  3. La enfermedad puede venir como un castigo de Dios. Cuando es así, su fin es el de desarrollar carácter cristiano. Según I Corintios 11:30, algunos de los creyentes en Corinto estaban enfermos porque participaron en la cena del Señor indignamente. El Salmista, igual que Pedro, hablaron de la bendición que puede venir como resultado de la enfermedad (Salmo 119:67, I Pedro 5:10). Pablo dijo que él pudo manifestar el poder de Dios a través de su aflicción (II Corintios 12:9). II Corintios 1:3-5 dice que la aflicción puede prepararnos para consolar a los demás.
  4. Juan 11:4 dice que la enfermedad puede ser para la gloria de Dios. En algunas ocasiones Dios puede ser glorificado más por nuestra enfermedad que por nuestra salud.
  5. Los médicos saben que muchas enfermedades son psicosomáticas. Esto quiere decir que son por causa de una mala actitud o angustias en nuestro ámbito social.
  6. Por último, muchas veces la enfermedad es simplemente por el hecho de que todavía estamos en nuestro cuerpo carnal (Filipenses 3:20-21).

El de identificar la raíz de nuestra enfermedad nos pone en el camino debido para saber la manera debida de tratar con ella.

¿Cuáles son las características de la sanidad en la Biblia?

Mucho de lo que leemos en la Biblia no concuerda con la práctica de los sanadores divinos en el día de hoy. El Dr. Herbert Lockyer nota que las sanidades en la Biblia fueron selectivas y no por cantidades. Fueron señales para confirmar el testimonio de Cristo y los apóstoles. Siempre fueron con éxito.

¿Qué debe hacer el creyente cuando está enfermo?

Yo tengo las siguientes sugerencias:

  1. Busca la razón por la enfermedad. ¿Es por causa de pecado? ¿He sido desobediente a Dios y su Palabra? ¿O es únicamente el resultado de tener un cuerpo susceptible a los gérmenes en mi alrededor?
  2. Si confesamos nuestros pecados y obedecemos a Dios, debemos orar que Dios nos guíe en saber si debemos ir al médico.
  3. Si, a pesar de todo, sigue sufriendo, debe reconocer que, “las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).

¿Qué debe ser la actitud del creyente? Mi convicción personal es que los creyentes deben rechazar la práctica de los “sanadores divinos”. Tal vez ellos son sinceros, pero están equivocados. A su vez, nuestras iglesias deben tener un ministerio activo de oración acompañado por una mano de ayuda para aliviar el sufrimiento de los enfermos. Gálatas 6:2 dice, “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”.

Mi oración es que usted ya ha aceptado al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador y que, en todo, Cristo será magnificado en su cuerpo (Filipenses 1:20).

Traducido y adaptado de un artículo escrito por Juan Boehmer en el Boletín Bautista en 1953.

 

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