El costo de contender por la fe

Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Judas 1:3

… Abel contendió a costa de su vida. Elías fue perseguido, alimentado por cuervos y obligado a compartir la escasa comida de la viuda mientras su vida colgaba en la balanza porque luchaba por la verdad de Dios contra la creencia en Baal. Jeremías, el profeta llorón, fue encarcelado y sufrió atentados contra su vida a través del hambre, siendo arrojado a un pozo de arenas movedizas, y de otras maneras porque luchó por la fe. El hecho de contender hizo que los tres compañeros de Daniel fueran arrojados al horno de fuego ardiendo. Daniel fue puesto en el foso de los leones por la misma razón.

… Jesucristo fue crucificado, no por la gente común que lo escuchó con gusto, ni por los publicanos, ni por la mujer de la cual expulsó siete demonios, ni por el ladrón salvado en el Gólgota, sino por los líderes religiosos apóstatas y no salvos de su día porque Él era la verdad de Dios (Juan 14:6) y luchó por ella con su enseñanza, su ministerio y su vida. La mayoría de los apóstoles pagaron por contender con el martirio, Esteban con la muerte a pedradas (Hechos 7:54-60), y el Apóstol Juan con el exilio en la Isla de Patmos. Si no hubieran luchado por la verdad revelada de Dios, sus experiencias habrían sido muy diferentes.

El precio que pagó el Apóstol Pablo fue ser malinterpretado, tergiversado, calumniado, amenazado con continuos disturbios, hambre, encarcelamientos, recibir cientos de azotes, golpes con varas, ser apedreado, peligros por todas partes, atentados contra su vida, ser convertido en despojo de la sociedad y martirio por decapitación. Sufrió la pérdida de todas las cosas porque luchó fervientemente por la fe una vez dada a los santos.

… El precio de la contienda se paga en proporción a la separación de uno de la apostasía. Spurgeon dijo: «El testimonio más efectivo contra la apostasía es la separación de ella». Este es el método bíblico de Dios para contender por la fe.

Pagar el precio de la contienda exigirá la reconciliación en lo siguiente:

l) Sacrificar la popularidad;
2) Dispuesto a ser impopular;
3) Voluntad de ser malinterpretado, tergiversado, acusado injustamente, calumniado;
4) Disposición a ser criticado, menospreciado y burlado;
5) Voluntad de ser clasificado como atrasado, falto de educación y aprendizaje;
6) Pérdida de oportunidades de prestigio, y de púlpito y plataforma;
7) Posible sacrificio de pastorear una iglesia;
8) Ser tildado de no cooperativo, incluso de alborotador
9) Sacrificio de avance en la posición pastoral y de otra manera;
10) Sacrificio de ingresos y comodidades materiales;
11) Sacrificio de pensión, seguros, seguridad material;
12) Separación de compañerismo con amigos de toda la vida, especialmente en el ámbito religioso;
13) Pruebas en mantener un espíritu de paciencia, oración y amor espiritual que honre a Cristo hacia los cristianos que están bíblicamente desinformados o inmaduros, fríos, comprometidos, incluso apartados en su estado cristiano, además con apóstatas y la sutil oposición apóstata pecaminosa;
14) Prueba en cuanto a esperar pacientemente que Dios honre el testimonio, la vida y el servicio bíblicos;
15) La determinación de obedecer la Palabra de Dios aunque todos los demás la desobedecen, de ser fieles a Cristo, ya sea que la postura de uno sea alguna vez justificada ante la humanidad o no;
16) Confiar el resultado a la fidelidad de un Dios fiel;
17) Testificar, vivir y servir a la luz del juicio venidero de Cristo por las obras (I Corintios 3:11-15);
18) Practicar continuamente, por la gracia de Dios, el valor de Atanasio quien, mientras luchaba por la Deidad de Cristo y la Trinidad de la Deidad resistiendo el error unitario arriano de los primeros siglos cristianos, se negó a comprometerse aunque el emperador Teodocio le apeló. (Teodocio, con amargura de espíritu, dijo: «¿No te das cuenta de que todo el mundo está en tu contra?» Atanasio, al darse cuenta de que los fundamentos del cristianismo estaban en juego en la controversia sobre la verdad bíblica y la fe cristiana, respondió al emperador, «Entonces yo estoy contra todo el mundo».);
19) El precio de contender, el cual es la vigilancia continua;
20) Tal estudio de la Biblia como para permitirle a uno conocer la verdad de Dios, discernir el error y exponer enseñanzas sutiles y destructivas (tal postura demandará una vida consistente y sacrificada para fortalecer el mensaje);

Un medio sumamente eficaz para contrarrestar la apostasía y contender por la fe es una vida ejemplar, además de la edificación de una obra cristiana constructiva. La oposición no puede conocer ni superar dicho procedimiento. Tal procedimiento es imposible sin un espíritu desinteresado, un servicio no motivado por ingresos, ganancias personales o seguridad futura. Tal contienda exige un servicio saturado de oración, enseñanza de la Palabra de Dios, testimonio de Cristo y baluarte de vida y servicio controlados por el Espíritu Santo. Estos fueron los métodos dados y provistos por Dios de la iglesia en el Libro de los Hechos. Nunca serán mejorados…

El mayor siervo cristiano de entre la humanidad, el Apóstol Pablo, al enfrentarse con su partida terrenal, dijo: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» (II Timoteo 4:7). Que todos los salvos se den cuenta de que tal testimonio es imposible aparte de contender por la fe que ha sido dada a los santos (Judas 3). Que ellos, apropiándose de la gracia suficiente de Cristo (II Corintios 12:9), vivan y sirvan a su Salvador de tal manera que merezcan tal testimonio.

The Discerner, July-September 1957

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